EL AJEDREZ Y LOS SORDOS
FOTO TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
JAIME EDUARDO ROSAS GONZÁLEZ
Entrevista hecha por: Juan Cervera Sanchís.
Del libro inédito Ajedrez: pasión y Misterio.
Jaime Eduardo Rosas González nació el 26 de marzo de 1954 en la ciudad de México. Estudió en la escuela para sordomudos “San Hipólito”, ya desaparecida, primaria y secundaria. Más tarde estudia dibujo, diseño y computación. Actualmente trabaja en la Comisión Nacional de Agua. El ajedrez es parte fundamental en su vida.
Nos narra:
-Aprendí a jugar ajedrez un poco tarde, a los 20 años. Lo ideal es empezar a mover las piezas a partir de los 4 años. No tuve yo esa oportunidad. El ajedrez, sin embargo, rápidamente, absorbió mi inteligencia hasta el día de hoy. Ya no sabría ni podría vivir sin la estimulante compañía del ajedrez.
-¿Con qué periodicidad juega?
-Juego durante varios días a la semana en la Librería Gandhi, que se encuentra en Miguel Ángel de Quevedo, y que es un verdadero paraíso para los ajedrecistas.
-¿En dónde más juegas?
Como te he dicho practico el ajedrez desde hace años con mis amigos, pero también he jugado en otras muchas partes del mundo.
-¿Cómo fue tu inicio en el juego?
-Me inicié en Tlatelolco bajo la guía del ingeniero Carlos Topete, quien fuera presidente de la Federación de Ajedrez. Después participé en diversos torneos para jugadores sordomudos que se realizaron en diferentes países de América y Europa.
-¿Qué países?
-Estados Unidos, Canadá, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica…
Europeos: Alemania, Austria, Holanda, Hungría, Finlandia, Noruega, Suecia…El ajedrez me ha permitido conocer buena parte del mundo y, asimismo, casi todas las ciudades importantes de la Republica. He ganado varios torneos en instituciones gubernamentales.
El ajedrez llegó a mí a través de la vista. Veo los movimientos de las piezas y me maravillan. Son increíbles. El ajedrez se parece al lenguaje de nosotros los sordomudos.
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-¿En qué?
-Entre nosotros los sordomudos hablamos con las manos. Todo un sistema de señales o símbolos con que comunicamos nuestras ideas. En el ajedrez, cada pieza, con su peculiar movimiento, es un símbolo y parte viva de un sistema de señales, por lo que yo advierto cierta similitud con nuestro lenguaje. Por supuesto que podemos trasmitir nuestros pensamientos a personas no sordomudas, y que desconocen nuestro lenguaje, como estamos comunicándonos en estos momentos tú y yo, es decir, por medio de la escritura.
-¿Qué otros juegos te han interesado?
-El fútbol. Me gusta mucho el fútbol. Jugué en la selección mexicana de sordomudos, lo que fue un orgullo para mí representar a mí país.
-¿Puedes imaginarte la música?
-No, jamás he oído, pero imagino que las formas geométricas son de alguna manera música. Al menos es lo que me han hecho sentir las partículas. He observado las partículas y son de una belleza visual para mí como lo es el tablero de ajedrez.
Lo mismo que el ciego de nacimiento jamás podrá imaginar los colores, el sordomudo nunca podrá escuchar las notas musicales.
He leído libros que hablan de música y trato de adivinar lo que es la música, pero… ¡Qué sé yo! Pregúnteme de cualquier otra cosa.
-¿Qué es para ti el silencio?
-Como jamás he oído tampoco puedo hablarle de él. Yo vivo y siento a través de mis ojos, mi tacto y mi olfato.
-A ¿qué huele el ajedrez?
-Huele a inteligencia divina. Es lo que yo creo.
-Ni una palabra más. Me diste un maravilloso jaque mate.
Jaime Eduardo.