“Calaverita a Escuinapa”
Autor: María Concepción Véjar Véjar.
Para: Escuinapa y nuestros queridos
muertos.
“La Catrina” andaba airada
“José Alfredo” la incitó
“El corrido del caballo blanco”
al oído le cantó.
“La Calaca” quería llegar a Escuinapa
a probar su gastronomía
la antojaron de tantas cosas
que la tripa le gruñía.
Llegó de sur a norte
la capilla la recibió
“la flaquita” hizo reverencia
y de frente se siguió.
“La huesuda” llegó al centro
no sabía por dónde empezar
tamales, tacos y bollos
de todo quería probar.
Se enamoró de las jaibas
de los tacos dorados y del menudo
comió de todo un poco
y detenerse ya no pudo.
A los tamales barbones
“la Parca” le entró con singular
alegría
a los colorados y de elote
también les sonreía.
Ceviche y camarones cocidos
tixtihuil y el paté suculento
pescado zarandeado y lisa
y ella pensando que todo era cuento.
Al llegar “la pelona” a la plaza
las gorditas más famosas vio
de pieza, pechuga y asado
de todo eso engulló.
Las mujeres sintieron envidia
al ver lo que “la flaca” comía
parecía estar muerta de hambre
y la lonja no le crecía.
¿Cómo le hará esa clisada?
que ganas de engordar no tiene
come, como desenfrenada
¡Pobre del que la mantiene!
“La cabezona” hizo parada
en las nieves del mercado
se atragantó con las ciruelas
al echárselas de un bocado.
“La dientona” se sintió atraída
por los tacos de carne asada
con tortilla de maíz o de harina
ella quedó maravillada.
Todo el mundo estaba asombrado
que “la Chifosca” comía y comía
le veía la cara a la gente
y ella se divertía.
“La Catrina” no se daba cuenta
que el cielo empezaba a cambiar
y que el huracán Willa
a Escuinapa quería llegar.
Más “la tía de las muchachas” era
astuta
cuando el mitote del huracán percibió
tomó todas sus provisiones
y en un rinconcito se escondió.
“Willa” hacía de las suyas
devoró todo cuanto pudo
árboles, cristales y bardas
pero con “la Parca” se detuvo.
“La democrática” estaba extasiada
comiendo todas las exquisiteces
no quería alejarse del pueblo
ni de la gastronomía escuinapense.
Tenían que sacar a “la muerte” del
pueblo
a como diera lugar
en “el más allá” estuvieron de
acuerdo
y los valientes a trabajar.
La maestra Candelaria Grave
usando su inteligencia
fue la autora del plan
a pesar de las advertencias.
Dos militares le salieron al paso
“La Catrina” se sintió súper coqueta
Rafael Buelna y Ramón Corona
la invitaron a pasear en bicicleta.
“La huesuda” no opuso resistencia
su lado flaco pronto se vio
con la gallardía de estos dos hombres
al inframundo se devolvió.
Detrás iba don Severiano Moreno
tocando su magnífico repertorio
marchas, valses y chotises
aquello parecía el conservatorio.
“La Catrina” se fue de Escuinapa
Severiano le puso el ritmo
con su música a los militares
les alteró todo el biorritmo.