FOTOGRAFÍA
DE: Fernando Emilio Saavedra Palma.
AJEDREZ-OLA-MAR-HAIKÚ…
Autor: Fernando Emilio Saavedra
Palma.
Para: Las olas ajedrecisticas…
HAIKÚ
La ola agua…
El ajedrez divino…
La mar. ¡Combina!
El fenómeno es provocado por el viento, cuya fricción con la superficie
del agua produce un cierto arrastre, dando lugar primero a la formación de
rizaduras (arrugas) en la superficie del agua, llamadas ondas u olas capilares,
de sólo unos milímetros de altura y hasta 1,7 cm de longitud de onda.
Cuando la superficie pierde su lisura, el efecto de fricción se intensifica y
las pequeñas rizaduras iniciales dejan paso a olas de gravedad. Las fuerzas que
tienden a restaurar la forma lisa de la superficie del agua, y que con ello
provocan el avance de la deformación, son la tensión superficial y la gravedad.
Las ondas capilares se mantienen esencialmente sólo por la tensión superficial,
mientras que la gravedad es la fuerza que tensa y mueve las olas más grandes.
Cuanto mayor es la altura de las olas, mayor es la cantidad de energía
que pueden extraer del viento, de forma que se produce una realimentación
positiva. La altura de las olas viene a depender de tres parámetros del viento,
que son su velocidad, su persistencia en el tiempo y, por último, la
estabilidad de su dirección. Así, los mayores oleajes se producen en
circunstancias meteorológicas en que se cumplen ampliamente estas condiciones.
Una vez puestas en marcha, las olas que se desplazan sobre aguas profundas
disipan su energía muy lentamente, de forma que alcanzan regiones muy separadas
de su lugar de formación. Así, pueden observarse oleajes de gran altura en
ausencia de viento.
Las olas disipan su energía de varias maneras. Una parte puede
convertirse en una corriente superficial, un desplazamiento en masa de un gran
volumen de agua hasta una profundidad considerable. Otra parte se disipa por
fricción con el aire, en una inversión del fenómeno que puso en marcha las
olas. Parte de la energía puede disiparse si una velocidad excesiva del viento
provoca la ruptura de las crestas. Por último, la energía termina por disiparse
por interacción con la corteza sólida, cuando el fondo es poco profundo o
cuando finalmente las olas se estrellan con la costa.
Al llegar a la costa, las olas sufren unas últimas transformaciones
antes de disiparse:
·
encrespándose si encuentran un obstáculo marcado en
la franja costera, como un banco de arena o
taro, una roca o formación rocosa o un arrecife.
Dependiendo del obstáculo, su forma y tamaño, y la fuerza y velocidad de la
ola, así como el punto de marea, las olas costeras pueden adquirir diferentes
expresiones de tamaño, velocidad, forma o movimiento.
·
la contraola es un efecto destacado
llamado resaca del agua que, llevada por las olas hasta la orilla de tierra
firme o la orografía costera, rebota o se desliza de nuevo hacia el mar,
creando una ola en dirección opuesta al golpe de mar; es decir, una ola que
parte de la costa. Generalmente se disipan o estrellan con las otras olas en
algunos metros adelante.