Fotografía tomada por: Fernando Emilio
Saavedra Palma.
AJEDREZ
UNA OBRA ESTUPENDA DE LA REVOLUCION
EL
NUEVO COLEGIO MILITAR Y EL AJEDREZ.
México,
D.F. 17 de Julio de 1926. NÚMERO 6.
INVESTIGO:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
NOTAS
EDITORIALES
El
Colegio Militar
La
inauguración del nuevo Colegio Militar es un acto muy significativo de
normalidad en la vida nacional. La reanudación de todas las actividades
significa que las armas han entrado en reposo. La guerra civil hace soldados en
los campos de batalla, soldados de improvisación, que movidos por el instinto,
todo lo aprenden en la experiencia. El Colegio Militar hará soldados de carrera
que, fieles a la tradición, sepan defender a la Patria contra el extranjero
adversario, y el orden legal contra las audacias y los crímenes políticos.
Pocos colegios en México tienen un pasado tan glorioso y una historia tan bella
como el Colegio Militar. El Colegio actual recibe un arca sagrada y debe
esforzarse por entregarla sin mancha, a las generaciones que vendrán. La vida
está hecha de orgullo del pasado, actuación del presente y sentido de
responsabilidad frente al porvenir. Los muertos nos dan una energía que
nosotros, a nuestra vez, debemos trasmitir a quienes nos suceden. La verdadera
Patria se funda así, sobre este tripe concepto de pretérito, presente y futuro.
Entre los griegos había un deporte: la carrera de las antorchas. Cada corredor
se esforzaba por llevar la antorcha encendida hasta la etapa en donde otro
corredor aguardaba, para tomar el fuego a su vez, y llevarlo hasta una nueva
etapa. Esta carrera nos da la imagen de una obligación: necesitamos entregar
encendida la antorcha que recibimos entregar encendida la antorcha que
recibimos del pasado.
La
tradición del Colegio Militar es indiscutiblemente honrosa. ¿Qué mexicano
ignora las hazañas del año 47, año nefasto para la Patria?...¿Quién de entre
nosotros, no tiene su oído familiarizado con los nombres de Juan de la Barrera,
Agustín Melgar, Francisco Márquez, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca, Juan
Escutia, Andrés Mellado, Hilario Pérez de León y Agustín Romero, para no citar
sino a quienes dieron su sangre?...
Son
nombres que ha grabado la piedra y fundido el bronce. Son nombres, sobre todo,
que están inscritos en nuestro corazón agradecido y orgulloso.
¡Con
qué sublime esfuerzo los jóvenes cadetes de entonces, imberbes todavía,
recorrieron la etapa del paradigma helénico, y entregaron al mismo tiempo la
antorcha y la vida. ¡Pero qué importa la vida, si entregaban la antorcha!...
Los
cadetes del 47 representan la virtud pura de la adolescencia: la edad de la fe
intacta, del ardor por la Justicia, del entusiasmo por la Patria. ¡Aquel
heroísmo precoz que se engrandece con el sacrificio, queda pintado en la
Historia con tintas que resultan más fuertes por razón de contraste, puesto en
Paredes y Amarillaga habían vuelto la espalda al conflicto máximo, obsedido por
sus minúsculas ambiciones personales, y Santa-Ana había pagado a precio muy
alto el rescate de su persona!...Sobre este cuadro de miseria se levanta el
Colegio Militar como una esperanza de tiempos menos infortunados. El extranjero
ocupa el territorio nacional, en son de conquista, y no hay fuerzas qué
oponerle, ni generales que las manden. Se dijera que todo está muerto ya o
condenado a morir muy pronto, si no fuera por la abnegación de las tropas de la
Angostura y por el heroísmo de Chapultepec.
¡Aún
quedan pues, virtudes sobre las cuales edificar una Patria!... ¡Y en efecto, de
aquellos aciagos días salimos maltrechos, sangrantes, bárbaramente mutilados, pero
a pesar de todo, con la conciencia clara de la Patria!... CONTINUA. (fragmento
de la revista)
NOTA: El Colegio Militar por conducto del General Joaquín Amaro
educo a cada cadete a aprender el ajedrez y se tomo como una actividad cotidiana
de sus integrantes dentro del Colegio. Muchos de estos cadetes que lo
aprendieron siguieron sus caminos por la vida en diferentes actividades posteriores,
y así el ajedrez se integro a la sociedad civil masiva dentro de los OFICIOS
que jugaban en su mayoría todos con los ex –militares.
Peluqueros,
carniceros, maestros de talleres de automóviles, plomeros, soldadores etc. Fernando Emilio Saavedra
Palma.
NOTA: El Señor General Joaquín Amaro, Secretario de Guerra
y Marina, fue el primer presidente de la Federación Mexicana Nacional del
Ajedrez.
Y
el ajedrez se jugó a un excelente nivel en las clases sociales de poder económico.
RECORDEMOS que en cada estado de la Republica Mexicana el
ajedrez lo jugaban desde muchos años atrás; El sacerdote, el presidente
municipal y el dueño de la hacienda, en los portales del pueblo o en sus casas
particulares. Fernando Emilio Saavedra Palma.
Fotografía tomada por: Fernando Emilio
Saavedra Palma.
C A R I C A T U R A DEL GENERAL JOAQUIN AMARO
SECRETARIO
DE GUERRA Y MARINA.
DE
la Revista Gladiador No. 6
DIRECTOR
GERENTE, GRAL. H.I. ALMADA.
NOTA: El ajedrez en el Colegio Militar permeo toda la zona
urbana del D.F. y la Republica Mexicana con los militares de la tropa, que también
lo aprendieron a jugar. De hecho muchos de los jugadores del “CLUB METROPOLITANO” (billar) eran militares de
rangos menores. En el centro de la Ciudad de México se jugaba mucho billar y después
ajedrez. Juegos que se difundieron por todo el país. Fernando
Emilio Saavedra Palma.
Fotografía tomada por: Fernando Emilio
Saavedra Palma.
POR
MOISEGLIKOFF
NUESTRA
COMENTARIO DE HOY
En
“My Chess Carrer”, el campeón del mundo cuenta un caso interesante de Marshall,
quien en un torneo de Nueva York le invitó a hacerle la apertura Ruy López,
creyendo el campeón panamericano ganarle la partida, pues hubo preparado
variante nueva para las negras. Aceptó Capablanca, sometiéndose a un feroz
ataque que desconocía; y después de contrarrestar todas las furias de su
contrincante, logró ganar la partida.
Fotografía tomada por: Fernando Emilio
Saavedra Palma.
BLANCAS
7 PIEZAS
JUEGAN
ESTAS Y DAN MATE EN 3 JUGADAS.
Frank James Marshall
(10 de
agosto de 1877 -
9
de noviembre de 1944)
fue un ajedrecista estadounidense, campeón nacional de 1909 a 1935 y desafiante del
título mundial (frente a Emanuel Lasker) en 1907.
Marshall nació en
la ciudad de Nueva York, pero vivió en Montreal (Canadá) desde
los 8 años hasta los 19. Aprendió a jugar al ajedrez a los 10 años y en 1890 ya era uno de los
ajedrecistas destacados de Montreal.
Ganó el campeonato
americano en 1904,
pero no aceptó el título porque Harry Nelson Pillsbury había competido.
(Incluso tras la muerte de Pillsbury en 1906, no aceptó el
título de campeón hasta que no lo ganó en competición en 1909.
En 1907 disputó el Campeonato del mundo de ajedrez a Lasker
por el título. Perdió 8, no ganó ninguna partida y empató 7. Se celebró en Nueva York,
Filadelfia,
Washington,
DC, Baltimore,
Chicago y Memphis desde el 26 de enero hasta el 8 de
abril de 1907.
En 1909, disputó
un match con el joven Capablanca. Ante la sorpresa generalizada,
Marshall perdió, con 8 derrotas, 14 tablas y únicamente una victoria. Después
de este varapalo, Marshall da su apoyo a Capablanca para que sea invitado al
torneo de San Sebastián de 1911, reservado a
maestros que hubieran obtenido un certamen internacional. Capablanca no solo
dio la talla, sino que se adjudicó el torneo.
En San
Petersburgo en 1914,
Marshall se clasificó a la final de cinco grandes maestros, junto a Lasker,
Capablanca, Alekhine y Tarrasch,
aunque terminó último.
En 1915 inauguró el Club
de Ajedrez Marshall en Nueva York.
En 1936 cedió el título de
campeón americano al ganador de un torneo celebrado a tal efecto, era la
primera vez que el torneo era organizado por la federación nacional de ajedrez.
Este torneo se disputó en Nueva York en el club de ajedrez Marshall. El club
donó el trofeo y el primer ganador fue Samuel
Reshevsky. Marshall había mantenido durante 29 años el título de campeón
americano.
En la década de
1930, Marshall capitaneó el equipo americano en las olimpíadas de ajedrez consiguiendo 4 medallas
de oro en 4 olimpiadas. Nunca más los equipos americanos repitieron las grandes
gestas del combinado capitaneado por Marshall.