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sábado, 13 de junio de 2020

“POESÍA MUNDO POLICÍACO” NOVELA POLÍTICO POLICÍACA XX. “EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ” Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

      ILUSTRACIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma. 
“POESÍA MUNDO POLICIACO”
NOVELA POLÍTICO POLICIACA XX.
“EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Cuando uno decide ser policía, después de una comisión donde se ve la muerte y la vida, sin saber, es como si juegas a la ruleta rusa o como la humanidad viaja al azar en el universo, solo un milagro me hace pensar diferente. Decidir con toda claridad que mi alma algún día morirá en esta profesión azulada de policía, es un trabajo que está bien desacreditado en mi país, México.
La decisión la tomé entre 1970 al 79 cuando no era conocido Juan Gabriel y empezaba a sonar “No tengo dinero” en 1971, también se escuchaba al charro de Huentitán Vicente Fernández con “Palabra de Rey”, las rockolas del centro de la Ciudad de los Palacios empezaban a sonar. Por las calles se escuchaba a Pedro Infante con “Yo soy quien soy  (y no me parezco a naiden), Javier Solís con “Silverio”, Mike Lauren con un sonido llamado la “chunchaca” cantando Mazatlán, la siempre viva Sonia López con “El Ladrón”, Leo Dan con “Mary es mi Amor” y el de mi preferencia; Roberto Jordán con “Dame una señal”.

Después de lo de Acapulco y coquetear con la muerte, resolví recoger el Marquiz del Comandante Marrano, la suerte me llegó al heredarlo sin saber, uno en la vida nunca sabe para quién trabaja. Tranquilamente me fui a chacharear la camioneta Dodge para sacar algunos pesos y poder sostenerme antes de cobrar la quincena. Por la noche me fui a la pensión, me subí al Marquiz para irme a casa de Columba que por el momento solo la habitaba gente del servicio. Me estacione en el garaje para irme a pensar y hacer un reporte que debía llevar a la jefatura de policía, al igual que el auto del Comandante, para luego solicitarlo. Después de todo lo vivido, empecé a revisar detalladamente el coche, cuando abrí la enorme cajuela me paralicé por unos minutos, estaba llena de dólares; puros billetes de alta denominación, y un portafolios con papeles personales del comandante. Con todo ese dinero podía retirarme de la policía para siempre, pero no fue así, seguí entregando mi vida a múltiples comisiones riesgosas, siempre encomendándome a la guadalupana.

Guardé el dinero en Cuernavaca, en una covacha única, elaborada con mucho cuidado; era toda de cemento armado, estaba en un lugar secreto, cerca de la bomba de agua en el jardín, imposible de encontrar.

COMISIÓN REPORTE por el oficial Baby Bocado.

El reporte en alguna parte decía: …“el comandante se bajó de mi Galaxie 500 para hablar con cuatro tipos que lo subieron a una camioneta blanca de carga,  en ese momento me bajé para ayudarlo, de repente no sé de donde salieron pero solo sentí que me golpearon la cabeza, me dejaron una enorme herida sangrando, quedé inconsciente en plena carretera, se llevaron mi automóvil y mi pistola de uso oficial”… 

Pasaron varios meses y no encontraron mi Galaxie 500, tampoco la pistola, así que actuaron de lo más normal; le dieron carpetazo al caso. Lo curioso del suceso es que nadie se preocupó por el comandante Marrano, parece ser que era un tipo despiadado; estos personajes de la vida real son los que se encargan de causar miedo a todo mundo, “por lo general no tienen amigos” y por supuesto, nadie habla de ellos. No me costó ninguna dificultad hacerme del “Marquiz negro” y algunos de los compañeros oficiales me dijeron: “ojalá tengas suerte y ese carro no este maldito como su ex-dueño”, así que lo llevé a bendecir a siete iglesias de diferentes estados del país y han sido cada una de ellas historias especiales en mi vida. Exclusivamente lo uso cuando tenemos una urgencia y se pueda soltar una balacera.
La mayoría de los policías tenemos el gusto por los automóviles, motocicletas, bicicletas y todo lo que huela a velocidad, la adrenalina es un té de sangre que nos permite vivir y descargar todas nuestras emociones para después convivir de lo más normal, con tranquilidad en la familia y la sociedad. Si, es un perfil que muchos compañeros  vamos desarrollando con la experiencia en las filas policiacas, no es como en otros países que te capacitan psicológicamente para afrontar la vida en este mundo cultural rudo, cien por ciento mexicano.     

Ciudad de México:

Ocho de la noche en Artículo 123 y Balderas. Caminando con don Antonio lo pongo al tanto de todo, con lujo de detalle.

-Don Antonio: “Ahijado no me platiques más, estoy enterado de casi todo, tengo mis informantes, ya no te preocupes. Lo que más importa en este momento es que te nombren comandante, creo podrías ser el más joven en la historia policíaca de México, hay que pedirle a todos los santos y santitos que nos apoyen; a la patrona, a los señores del dinero, a un güero y a un negro que andan pedaleando para llegar a ser el número uno en la dirección de la jefatura”.

-Baby Bocado: ¿Cual es la urgencia de que sea comandante, no me ha dicho usted que todo a su tiempo?

-Don Antonio: Como carnal predilecto del barrio, ya no necesitas meritos, es la chuleta de la raza de muégano que somos con la familia lo que queremos, todos te vamos a echar, apuntalar, no existe papelero de la calle que no te conozca y tienes que ser nuestro “Robin Hood”. Si no le quieres entrar, de una vez suelta la sopa, que ya es muy tarde pa echarse pa tras.

-Baby Bocado: No me diga eso padrino, no soy salta pa tras, no le saco al parche y vamos pa delante carnal.

-Antonio: Ya no me digas “don Antonio”, ahora estamos de igual a igual ¿Está bien carnal? En cuanto tengas la placa de comanche haremos un fiestononón, yo se que ahí te anda buscando una changuita que quiere saltar en tu mecate, ya verás que sorpresa.

Entre carnales nos seguiremos diciendo carnales, pero en la fiesta, ante la raza brava,  seguiré diciendo “Don Antonio” ¿Ya vas barrabas?      

Baby Bocado se metió a un café y se puso a escribir un poema.

UN POEMA “POESÍA POLICÍA”
Autor: “Baby Bocado”

Una comisión es la vida y la muerte de un policía
una bala desdoblada es muerte con un tiro de gracia
una golpiza son cicatrices por siempre en el alma
una medalla es un reconocimiento que se olvida.
  
El Baby Bocado decide ser un oficial del mundo policiaco
se vuelve irreverente callado ante tanto pandillerismo discreto
el tiempo lo hace comandante en silencio vivo adrenalínico
entrega todo su andar y pensamiento único en cada caso.

…quien sabe cuando actuamos por instinto…
…quien sabe cuando morimos de un dolor callado…
…quien sabe cuando dejamos a la familia sin futuro…
…quien sabe cuando el destino nos juega rudo…

Alma de día o noche mirando a las estrellas
respiraciones auxiliando la vida de boca a boca
cuerpos destrozados que uno nunca se acostumbra
inconsciencia de accidentes inolvidables lección de vida.

La poesía policía es un niño llorando sufriendo sin familia
la poesía policía es cuando un secuestrado me da la mano
la poesía policía es el compañero de comisión muerto a mi lado
la poesía policía es un agradecimiento de una mujer maltratada.

Llegando a casa un policía regala poesía regalando una sonrisa
jugar con los hijos llevándolos a la escuela
amando a la esposa por la noche en la cama
besando a la madre y recibiendo la bendición con la guadalupana.

México tiene su policía muy a su estilo
pienso que en los 70´s iba evolucionando
no fue así más con el tiempo irá cambiando
seré un policía viejo desde ahora seré viejo.

Solo escribo poesía sin el olvido del olvido
doy gracias a dios que aún sigo vivo
desdibujo imágenes fuertes sin sentido
sueño que todo fue un sueño soñado.

Las cicatrices se quedan vivas por todos lados
en el alma o físicas y luego me preguntan los nietos
ellos ríen juegan disfrutan del vivir son sin saber ajenos
son el azar de dios son fe son algo que existe y todos vivimos.

El dedo del cielo es magia de nuestro ser
es un saber sin ser que se siente al ver
es discontinuidad viva que se calma al comer
es caja de pandora cuando se ama a una mujer.
  
  
     
  
   



jueves, 11 de junio de 2020

“EL PRIMER ENCUENTRO EL BABY Y EL FITO” NOVELA POLÍTICO POLICÍACA XIX. “EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ” Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

      ILUSTRACIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
“EL PRIMER ENCUENTRO EL BABY Y EL FITO”
NOVELA POLÍTICO POLICIACA XIX.
“EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Salimos como el viento discreto que refresca por la mañana y a momentos, como fuego que lleva el diablo manejando por la carretera. En minutos callamos y nos miramos, yo manejaba como el chofer del comandante Marrano, él a ratos dormía como un lirón angelical. Mientras el reposaba, yo rezaba algunos rosarios encomendándome a mi patrona, dueña de las almas de “la Capirucha”, de “los pobres chilangos”, la emperatriz de América, la Guadalupana. Cuando me acercaba a la muerte y era consciente, nada más me persignaba y encomendaba a ella, entonces sí, bienvenida la huesuda. Ahora, si tengo que morir, tengo que analizar adelante de la malicia del comandante. Cuando llegamos a Chilpancingo me venía diciendo que él, es el patrón de muchos malandrines, por supuesto sin decirme sus nombres. Me afirmaba que a sus sesenta años ya estaba cansado de trabajar, que tenía algunos casos más que ver y próximamente buscaría retirarse de la policía. Me comentó algo que me pareció muy extraño, que necesitaría de mí al terminar esta comisión para visitar a su papá en un pueblito de la sierra Oaxaqueña. Me mostró una carta bien cerrada en un sobre azul sellado con masking tape y dijo que era “un gran recado” de mucha confidencia. En la cajuela de mi carro tenia parque para las fuscas, me miró y soltó una satírica sonrisa burlona. Antes de llegar a Iguala, dijo que llegaríamos a una bodega en Acapulco y de inmediato nos regresaríamos a México, que era una comunicación personalizada con un pendejete. Se quedó dormido y despertó cuando estábamos llegando al puerto, sonrió y señaló con la mano la desviación a Tres Palos, seguimos a puerto Marquez, bajé la velocidad y continuamos por la carretera. Del asiento trasero sacó un pequeño maletín donde guardaba una guayabera, se la puso, debajo del asiento sacó un sombrero, después de acicalarse el cabello lo puso en su cabeza. Íbamos en mi Galaxie 500 y nunca supe a qué horas guardó sus pertenencias, me miró, sonrió y preguntó ¿Cómo me veo Baby Bocado? ¡Bien señor! –contesté. “Qué bueno que te guste mi percha futuro Comandante Bocado” -proclamó.

Nos estacionamos en un enorme patio de terracería, antes de bajarme abrí la guantera, saqué 20 balas de la caja y me guardé las llaves del Marquiz del comandante, uno nunca sabe. El viento levantaba el polvo, nos bajamos del auto y caminamos lentamente, de repente nos quedamos quietos mirando fijamente; frente a nosotros estaban dos enormes puertas abiertas, alrededor varios tracto camiones, camionetas de tres y media toneladas llenas de diferentes verduras y frutas. Dos muchachos de mi edad muy corpulentos y altos, estaban bajando aguacates.
Salió una niña casi adolecente, se paró frente al comandante Marrano y le dijo: ¡Que tal padrino! ¿Cómo está? El comandante solo dijo: “Bien mija, ¿Esta tu papá?”  Ella con familiaridad contestó: “Si, me dijo que le diera unos minutos”. Mientras, el comandante me pedía mi pistola y no tuve otra opción, se la entregué frente a la mujercita, ella me volteó a ver y sentí que se sorprendía al mirarme, lógicamente era mi galanura, estaba acostumbrado a ello, pero jamás olvidaría esa mirada única, ese gesto era intuitivo, “algo” quería decirme. Ella era una clásica acapulqueña, pequeñita de uno cincuenta de estatura, morena super-bronceada, cabellera negra a la cintura y con una enorme facilidad de palabra. “Padrino en un momento regreso” -dijo y se alejó. La vi dar órdenes a los muchachos que descargaban la camioneta, se acercó más a uno de ellos que a la distancia se veía gigante y ella pequeñita, pero definitivamente la que mandaba, era ella.

Los jóvenes desaparecieron como por arte de magia y después de veinte minutos llegó la chaparrita, el comandante sacó de su guayabera el sobre que me había mostrado, me lo dio y con voz de encantador de serpientes me ordenó llevárselo al papá de su ahijada. Me dijo: “Tu tranquilo, ella te acompañará”. Al entrar a la bodega estaba parado un señor muy alto, de casi dos metros y me reí, pensé que me veía igual que su hija hace un momento con el gigantón del patio; yo pequeño y él un gigante, estiré la mano para darle el sobre y no supe más de mi.
  
Empezaba a sentir más el calor, mi cuerpo sudaba a mares pero había terminado de descargar la camioneta y solamente esperaba mi pago.

“La Tamarinda” era una guerrerense linda, de mucho valor, que me amaba y jugaba conmigo cada vez que llegaba de Michoacán a Acapulco llevando aguacates. Era muy joven pero era una mujer muy valiente e inteligente; ella era el enlace con su papá y esos dos hombres que habían llegado en un Galaxie 500. Me mitoteó que  iban a llevar a cabo una ejecución para ponerle un hasta aquí a la falta de dinero, y me dijo que hasta el día de hoy dejarían de hacer tratos con su padrino, todo tiene que cambiar en el negocio, no hay que espantarse. Entramos a la bodega y subimos a la oficina de su papá;  “Vas a tomar del escritorio el dinero que tú quieras y no vuelvas a pararte en Acapulco, a partir de hoy nos dejaremos de ver para siempre, yo me encargo del güerito ¿está bien?” –dijo la Tamarinda. Rápidamente ella me tomó de la mano, la seguí y dijo: “quédate aquí” y me dejó afuera bien escondido.

En la oficina escuché como “la Tamarinda” y su papá hablaban de planes macabros, el viejo era una lumbrera terrorífica, en unos minutos más el papá bajó las escaleras, se encaminó hacia los guardaespaldas que lo esperaban bien armados. “Mi compadre me quiere seguir viendo la cara de pendejo, ya saben que tienen que hacer” –afirmó. Miró al güerito tirado en el suelo sangrando de la cabeza, estaba amarrado y seguía desmayado.

“La Tamarinda” y su papá tenía de cliente a Fito Pérez; él, se dedicaba a jugar a fútbol y de vez en cuando a manejar camionetas y camiones repartiendo aguacates a diferentes puntos del país. En cuanto el papá salió de la oficina, el aguacatero sigiloso como un gato montés, entró a la oficina, tomó el dinero y un sobre del escritorio, increíblemente había dólares por todos lados. Sin decir nada espero a ver qué pasaba, los minutos se hacían una eternidad, eran angustiantes causando impotencia. Repentinamente se soltó una balacera y de un par de brincos llegó al lado del güerito, lo levantó como un costal de aguacates, se lo echó al hombro y lo sacó de ahí hasta llevarlo a la camioneta, en fracción de segundos hecho andar la maquina y salió como pedo de bruja ante tanto balazo. “La Tamarinda” se subió sin pedirle permiso a Fito, nadie se dio cuenta que traían “al güerito” en la parte de atrás. A toda velocidad se encaminaron por la carretera, a unos diez kilómetros de ahí “la Tamarinda” le pidió a Fito se detuviera y sin pensarlo los dos se bajaron, desamarraron al güerito que todavía seguía inconsciente, escucharon su corazón, estaba vivo. Fito lo jaló de las piernas, lo bajó de la caja de redilas, lo puso al volante con la cabeza clavada como borracho, le dejó las llaves de la Dodge y luego sacó la carta del sobre, la miró detenidamente y dijo: “Qué cabrón este cabrón, dios mío un milagro”, y hasta abajo le escribió: “Güero te dejo estos dolaritos, el gordo pasó a mejor vida, ya se lo echaron. Aquí te dejamos lo que escribió sobre ti, no vengas a Acapulco durante muchos años, firma la morena que te cuidó y yo, el que te salvó.
Por cierto, te dejo esta imagen de la Virgen de Guadalupe que me ha acompañado siempre en la carretera, pídele y dale gracias, hoy por ti, mañana por mí.   
“Fito Pérez”.

Después de un par de horas “Baby Bocado” despertó, miró los dólares y la carta que decía:

CARTA DE NEGOCIOS.

Compadre:

Se que te debo bastante dinero por chingaderas atrasadas, espero en esta última negociación cumplir contigo con toda mi deuda, la reconozco. Ahí te dejo a este güero, mi alumno preferido, es policía, está bien registrado en México. Es como mi hijo para pagarte el entierro “del Perro” tu mano derecha. A él, le puedes sacar toda la información que se sabe en la jefatura y después mándaselo a san Pedro.
Por cierto, tu pago lo tengo en Morelos, mándame a mi ahijada con tus niños y a ella le doy la marmaja en efectivo.
Tu compadre, el único “Comandante Marrano”.    

“Baby Bocado” prendió la camioneta y se dirigió a la ciudad de México, no escuchó música en la radio, en todo el trayecto pensó mucho en la fe, realmente no supo lo que pasó en ese viaje; por la mañana venía en su carro y por la tarde noche traía una camioneta de carga, 20 balas en el bolsillo de su pantalón, las llaves del Marquiz Negro, una rajada en la cabeza con sangre seca, había perdido su pistola y a su comandante, que era toda una fichita.

“Baby Bocado” se preguntaba, que iba a decir en la comandancia.  

                    

martes, 9 de junio de 2020

     ILUSTRACIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma. 
 “TÍA SOFISTICADA”
NOVELA POLÍTICO POLICIACA XVIII.
“EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Llegó de Europa, creo que de Gran Bretaña la tía sofisticada, era una mujer con aroma de malicia, eso lo huelo desde niño. Ahí en el barrio también se me educó como todo un caballero, era necesario por la idolatría que sentía por Columba, comportarme así con su tía. Sin embargo, por aquellos años era yo un policía imberbe en los avatares de este tipo de mujeres de mundo. Cuando nos vimos sentí una descarga de electricidad, de esas que te sacuden hasta el alma. Quería irme de inmediato con ella, pero la tía a sus 50 años y con esas tablas femeninas internacionales con los varones, no le era difícil controlar a este policía mexicanito. Me armé de valor con mis astutos recursos del barrio, y con el genéticamente enorme macho alfa me tranquilice diciéndole: “Señora usted para mí, es la fascinante tía sofisticada de mi Columba y le ruego, le suplico por favor que no me diga su nombre, sencillamente por seguridad.

Tía Sofisticada: ¿Como mi BB? ¿Cómo está eso de la seguridad?

BB: Mire, trabajo como policía y es mejor no saber el nombre de las personas que voy conociendo para nunca ser informante de nada en el medio que me desenvuelvo.

Tía Sofisticada: ¿Tu no me dirás el tuyo BB?

BB: Aquí, en esta familia me conocen como “El Baby Bocado”.

Tía Sofisticada: ¡Claro! ¡Ya lo sabía! Me lo dijo Columba, es más, me comentó alguno de tus secretos que en este momento me reservo porque apenas te conozco.

BB: ¡Cómo! ¡Qué, qué, qué! ¡Que como? Estoy en un mundo de mujeres, que son un mundo de sorpresas. Pues Sofisticada tía, voy bien suavenas, al paso, para cortar lentamente los pétalos familiares de esa  flor que quiere su regadita o ¿Anda el niño perdido?

Tía Sofisticada: Haber mi BB ¿Ya viste la película el Graduado con Dustin Hoffman que actualmente  está de moda?
BB: No para nada, y disculpe mi ignorancia, pero la bailada en el cine son las palomas, el cácaro a los churritos mexicanos que tanto me agradan, eso de los pachucos que le sacan punta a lo cacles en la pista ¿Como le quedó el ojo doña Tía?

Tía Sofisticada: No te preocupes, me gusta tu retorica tan simpática.   

Pasaron quince días mientras seguía mis rutinas con el Comandante Marrano, próximamente nos darán una comisión; se trata de unos tipos que están involucrados en asaltos bancarios y que según agarraron rumbo a Acapulco, según versiones de otros compañeros dicen que ésta es la especialidad del comandante Marrano, y que él, sabe de la agenda de estos personajes.

Después de quince días llegué a Cuernavaca a checar el mantenimiento y me encontré a la tía Sofisticada en la alberca con un traje de baño hollywoodense, escribiendo en una máquina de escribir portátil Olliveti, recordé en fracciones de segundo que ya había visto la película “el Graduado” y, con voz de varón rocanrolero, enorme sonrisa, “tirando mi mejor rostro” le comenté: “ya vi la película que me recomendó”, ella me miró y con su dedo índice y pulgar me señaló que la esperara un momento. Me fui caminando lentamente con paso de gallo fino a mi automóvil Galaxie 500 que ahora era mío, lo había comprado y tenía un fino equipo de sonido, abrí las puertas para que se escuchara mejor y puse el casete de “Simón & Garfunkel” se escuchaba “Miss Robinson”, ella volteó y me sonrió amablemente.

Tía Sofisticada: ¡Hola BB! Permíteme terminar este artículo y en un momento te atiendo.

Mientras ella hacia lo suyo, me metí a la  cocina para ver qué íbamos a comer. Ahí estaba doña Chole; una indígena purépecha que me traje de la capirucha a trabajar a Cuernavaca. Mientras comentábamos de la comida, le pedí me diera mitote de todo lo que pasaba en la casa de campo en mi ausencia, y Chole ni tarda ni perezosa se descosió. Le di su quincena y me dijo que le llevara una caja de tlacoyos que había preparado para su hija.
Estábamos en buena charla cuando entró la tía Sofisticada y me dijo: ¿BB en donde andabas? Ahorita me platicas, por cierto te quiero pedir un enorme favor, tengo que ir a la Ciudad de México al Hotel del Prado a cumplir una cita importante ¿Me puedes llevar?... Titubeando dije sí, pero le tuve que decir que debía reportarme con mi comandante Marrano, porque tenía algunos pendientes conmigo.

Tía Sofisticada: Bueno mi BB tenemos dos planes, uno; que me lleves tú o que me lleve el comandante que me vas a presentar, no te preocupes, yo me encargo de todo. Pero recuerda, si él me lleva nos vemos en el Hotel del Prado a las 11 de la noche, preguntas en  recepción por “la Señora Robinson”.

Me quedé estupefacto en silencio y llegamos con el comandante Marrano, la tía en este momento muy mi tía, se bajó del carro mostrando todos sus atributos femeninos y se dirigió con el comandante; él estaba sentado comiendo una torta adentro de su Marquiz negro, cuando la tía llegó al lado de su ventana, él la miro y se bajó de inmediato sacudiéndose las manos y acomodándose la corbata. No sé qué platicaron, pero el comandante me llamó y me dijo: “Bocado, voy a llevar a esta dama a la Ciudad de México, regreso en un par de horas, espérame y nos vemos en el restaurante de don Genaro”.

BB: ¡Sí, señor!

No supe que pensar, la vida no es lo que uno siempre piensa.
Eran las cuatro y media de la tarde cuando apareció Marrano en el  restaurante, me comentó: “Mañana partimos a Acapulco para darle en la madre a esos cabroncitos, si no saben negociar conmigo, de ésta no se salvan y en cuanto a esa hermosura que me trajiste la voy a buscar hoy en la noche, vive en la colonia Roma por el mercado en la calle de Monterrey  ¡Que tal mi cabroncito! ¿Como la ves?” 
Empecé a pensar como la Tía Sofisticada le había dado esa dirección al comandante para la noche y a mí me esperaba en otro lugar. ¡Santo dios! lo que él diga y vamos pa delante.
El Comandante y yo regresábamos a la capirucha en mi Galaxie 500 por órdenes de él, siempre usábamos mi auto ya que su Marquiz negro lo dejaba en una pensión. Llegamos a la caseta de la entrada a la ciudad escuchando todo el tiempo a “Rigo Tovar” y su costa Azul; el sirenito era el ídolo del Comandante Marrano. Lo dejé en Tlalpan, cerca de Tlaxcoaque, él era uno de los más famosos por esos rumbos.
Rápidamente me fui al Hotel del Prado para hacer tiempo hasta que llegó la hora. Esa noche fue única, conocí a una mujer en extremo inteligente, dormimos felices, ambos no sentimos culpa alguna y me confesó que Columba le había comentado que yo tenía un sexo bien dotado y placentero, me quedé atónito, perplejo, no supe que pensar. Al irme por la mañana, descubrí en la mesa del teléfono una publicidad con el nombre de una tintorería que decía: “Colonia Roma enfrente del mercado en la calle de Monterrey”.

En eso la Tía Sofisticada abrió un ojo.

Tía  Sofisticada: Gracias BB, eres grandioso. Yo me quedo, cuando quieras irte, adelante y cuando puedas nos vemos en Cuernavaca.

A las siete treinta de la mañana estaba en Tlalpan esperando al comandante Marrano, llegó fresco, bien contento y bien bañado.

Comandante Marrano: “Que paso mi güerito nalgas meadas, me la pasé re contento con esa Ñora que me llevaste ayer a la carretera, no como estas guilas de calle, que por unos cuantos pesos se sienten que son princesas del paraíso”.

BB: Sí, señor.

Sacó el casete de Rigo y antes de ponerlo dijo: “bueno, bueno nos vamos pa Acapulco Guerrero, Bocadito”.   

      
  



domingo, 7 de junio de 2020

“LA BELLA COLUMBA” NOVELA POLÍTICO POLICIACA XVII. “EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ” Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

       ILUSTRACIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
“LA BELLA COLUMBA”
NOVELA POLÍTICO POLICIACA XVII.
“EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Uno puede ser un enorme galán guapo, carismático, atractivo que rompe corazones donde se para, más cuando te encuentras con la verdadera funda de la pistola y entregas el corazón por vez primera, se sienten muchas emociones incontrolables y te sale lo artista…como a mí lo poeta, “el poeta que soy”. Dicen las voces del barrio: “de músicos, poetas y locos todos tenemos un poco”, en fin, eso de los primeros amores, es de otro mundo, un mundo paralelo al de ser un policía viviendo en constante peligro para amar en su momento con mucha pasión el cuerpo de la bella Columba. Hay mujeres que nacen con el sexo inherente a su existencia, son flores olorosas que despiertan la pasión en los garrobos que pueden dejar la vida en un momento de pasión ¡Ayayay Columba! ¿Qué me diste mi greñas chinas? manjar entre mis manos cuando te amo.   

La Ciudad de México por los años 70´s tenía un movimiento silencioso de varios extranjeros que se inmiscuían en la sociedad mexicana con el pretexto de vivir mejor, ya que en sus países no tenían la posibilidad económica y llegaban puros garañones ¿La mera verdad? ninguno de mi agrado, pero entre la banda policíaca los empezábamos a identificar y a reportar entre nosotros o a los jefes del dinero que nos pedían información. Eran siempre los mexicanos americanos mejor conocidos como “gringos”, los mexicanos chinos mejor conocidos como “chales” y los mexicanos rusos tan temidos en el mundo por ser “comunistas” pero había que estar al pendiente de cada uno de ellos. Ser policía en esa época era excelente, se podía hacer una carrera sin ningún problema, pero si no tenías un padrino no llegarías a nada, simplemente a ser un “comandante Marrano” como mi jefe por esos días.     

Los señores Schmetterling papás de Columba, me dejaron las llaves de su casa en Cuernavaca y me encargué de conseguirles el personal de mantenimiento como jardinero, servicio de limpieza, mensajero para los pagos de luz, agua y demás. Por esta razón le pude dar trabajo a mucha gente del barrio y aprendí a administrar algo que me sirvió para toda la vida, ser cuidadoso. Los papás de Columba viajaban por el mundo debido al trabajo del señor Paul, hombre de negocios internacionales.

Esperé a que llegaran esos benditos fines de semana en Cuernavaca, cuando Columba y yo podíamos estar por lo menos un día solos. Entré sigiloso a la recamara para darle una sorpresa, la miré sin que se diera cuenta, gozaba recorrerla con mis ojos; la contemplaba embelesado cuando volteó, me miró y sonrió; era una sonrisa angelical frente a una gran luna de espejo que hacía juego con el gigantesco tocador repleto de perfumes y cosméticos de diseñador, ante todo eso, ahí estaba ella, sensual como siempre y me dijo:

“Mira mi BB, mi Baby Bocado
Cuando era niña, las mujeres de mi casa me decían que las damas tienen secretos culturales familiares, empezando por mi bisabuela, la abuela, mi mamá y mis hermosas hermanas mayores. Esos secretos son: una mujer con su arreglo personal puede exaltar su belleza y si sabes usarla, es un arma”.

-Columba: ¿Sabes quien fue Mata Hari?
-BB: No.
-Columba: ¿Conoces el país de la India o has oído hablar de él?
-BB: No.
-Columba: ¿Te gusta leer?
-BB: Más o menos.
-Columba: Te recomiendo leas a diario, por cierto, toma este libro y léelo, luego mi platicas, lo escribió Ernest Hemingway “El Viejo y el Mar”.
-BB: Gracias muñequita.

No supe que decir y desde entonces este policía mexicano llevaría de la mano enfundados un libro para leer, y mi prieta chula. Verdaderamente esta diosa adolecente y muy culta, me dejó lo mejor, la cultura de la lectura.

Columba comenta: El lápiz labial rojo es la pasión total y cualquier mujer del mundo con el tono rojo en su boca es un sublime antojo para cualquier varón a su paso. El lipstick rosa es para el labio refinado al cuidado de un evento social como boda, bautizo o confirmación, el bilé de labios puede ser  de cualquier color, dependiendo la ocasión.

Las uñas de las manos, es arte colorido con la combinación perfecta para el horario en el transcurso del día, el clima es exigente con el color diferente, si estás en el trópico puede ser un amarillo huevo o un verde chillante que te acompañará toda la mañana, por la noche la acetona y un color de noche. 

Las uñas de los pies son determinantes para el amor ¿el color? tu preferido, dependiendo de tu pareja, ellos nos guían con sus preferencias, no hay cosa más maravillosa para la fauna masculina que despertar y ver los pies de su amada con el color que ellos prefieren.    

Los ojos son el magnetismo, la entrada al paraíso del amor y se deben de pintar de acuerdo a la ocasión, formula de cualquier salón de belleza. Nosotras en la familia sabemos que deben de ir del color que le guste a nuestra pareja o del señor de la casa.

Las pestañas requieren un especial cuidado, debido a que la mayoría las quiere chinas y extremadamente largas, el secreto está en la marca del rímel con sus tres presentaciones: crema, pastillas, líquido, es algo pasional y el  top-secret familiar.

Las cejas ¡Por favor! éstas son de un sutil cuidado en el saber depilarlas y pintarlas, todo depende de la cultura en donde viva la mujer, no es lo mismo la India en Asía, que Europa o América o E.E.U.U.
El cuello de la mujer debe estar siempre a la vista de todos con algún detalle femenino de distinción.

La ropa ¡Caray! No pararía de explicarte, pero me quedo con la intima, ¡Es lo máximo! es el paraíso de la mujer, el cielo arcoíris de las flores damas ¿Y te doy el secreto por los siglos de los siglos? una mujer que sabe bailar con el vientre, la cadera, los brazos con pulseras, con sensuales sonidos, entramos por el sentido del oído al hombre y nos quedamos en su memoria por siempre. 

Mi BB, “mi Baby Bocado” ¿Te estoy cansando?

Me quedé pensando sin decir nada, solo viéndola, mirando  su belleza, la estaba disfrutando al máximo y le respondí después de un par de minutos mientras ella se arreglaba en su gran espejo.

“No mi amor sigue platicándome”.

-Columba: Oye BB porque no, nos olvidamos de todo y vienes a sentarte aquí a mi lado. Se paró y empezó con una danza de vientre, combinada con algo de la india y de los países asiáticos, Columba describiéndome el origen de este mundo ecléctico del movimiento inventado por ella, caímos los dos al piso y empezaron los besos y caricias, luego los suspiros brotaron como cascadas de agua infinita entre nuestros cuerpos volviéndose sudor reflejo de intercambios de olores al infinito sin tiempo de mi inolvidable “Columba”, llegamos al final y pronuncié su nombre tatuado en mi corazón.