“LA HAMACA DE LOS SOBRINOS EMPIEZA A SER
MECEDORA”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: Fernanda Valdespino Saavedra (Fer, mi Enana)
…en
cualquier lugar impensable; el cuarto, la sala, la cocina, el baño, o en el
jardín platicando con las flores o simplemente dialogando con Luis Jacobo su
perro pelirrojo, tal vez, él era el único que la entendía, así hablaba como un periquito inentendible “la
Fer, mi enana”era una niña…
Hermosa
nuestra niña bellísima, niña hiperactiva como ninguna, esa, es mi sobrina, la primera,
la más grande de mi familia, el torbellino en movimiento la enana.
Sublime
sonrisa, explosivas carcajadas cuando corría y corría y nada la detenía, todo
con ella era movimiento; la cargaba y la aventaba hasta que se cansaba.
La
llevaba a la cama a descansar y cuando despertaba era la misma historia
ahí
venía corriendo y no paraba, como me divertía mi pequeña enana.
Recuerdo
que la peinaba horriblemente para llevarla al kínder y a la escuela,
las
mamás la veían y reían y ella, era genial con su sonrisa yo también reía
como
olvidar a la pequeña Fernanda, siempre con energía, feliz reía y reía…
La
recuerdo muy pequeñita, era una bebita para la cocina y me freía unos huevos
revueltos ahogados en aceite, me los comía después de limpiarlos con una
servilleta y ella era la más feliz, todo lo hacía con alegría…
La
recuerdo ya mayor llegando a mi casa a vivir unos días por un problema de
familia y aún con todo su enojo encontraba el momento para reír, ella es una
arquitecta de la sonrisa, quien la conozca sabrá de su diseño con la risa…
La
Fer sabe manejar como piloto de pruebas, es intrépida
la
Fer es una encantadora hija
la
Fer es una deliciosa sobrina
la
Fer es una cuidadosa hermana
la
Fer es una maravillosa madre
la
Fer es una delicada tía
la
Fer es una sutil amiga
la
Fer es una risa como su abuela Mona.
Los
sobrinos hace años dejaron de ser niños para empezar a ser viejos
y
más la hamaca de los sobrinos empieza a ser mecedora, aquel tío Emilio de 15
años hoy le escribe y empieza a ser un
sexagenario.
Sin
embargo la vida sigue rodando con millones de risas a diario y la risa
inolvidable de “mi enana” la sigo escuchando como ríe ahora de señora y encontrando
un momento apropiado para soltar esas benditas carcajadas que son pura vida.