Ilustración por: Fernando Emilio Saavedra Palma.
FERNANDO EMILIO SAAVEDRA PALMA
ENCUENTRO CON ESCRITORES IV
JUAN JOSÉ ARREOLA.
Autor:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: Juan
José Arreola.
…corría
el año de 1975 y se jugaba el torneo de ajedrez en la Academia de San Carlos
México y entre los participantes estaba el maestro Juan José Arreola.
Mucha
promoción del ajedrez por esos años. Nos encontramos en las listas de
pareos y le pregunté con quién le tocaba
jugar (no fui yo).
Casualmente
fue un amigo mío y le di ánimo al maestro.
Al
finalizar la ronda nos volvimos a encontrar y le pregunté al maestro Arreola como le había
ido, “él perdió la partida” así es el mundo de los torneos.
En
los años 80´s, lo encontré en la Universidad Nacional Autónoma de México y le
recordé ese torneo en la Academia de San Carlos el maestro sonrió y me dijo: “no
me fue bien”.
Pasaron
muchos años y lo encontré en un evento cultural en Casa Lam platicamos a gusto y, le entregué mi
poemario de “Combinaciones” con el tema de ajedrez por supuesto. Se lo dediqué
sonrió y me dijo: “un hermoso jaque poético”…
Juan
José Arreola-Arreola Juan José con las letras y el ajedrez.
Zapotlán
el Grande hoy Ciudad Guzmán Jalisco México incuba a Juan José
ahí
aprende a jugar ajedrez y la literatura corre por su sangre enamorante
sus
días pasan entre inquietudes juveniles tradicionales por su presente
flotando
hacia la cultura de un México creciente con su ajedrez andante
la
vida no miente lo que siembras crece y Arreola fue un vivísimo Quijote
con
su ajedrez bajo el brazo y la letra en la mano dando un Jaque Mate.
“Confabulario”
es un fianchetto bien jugado
“Bestiario”
es un enroque ilimitado
“La
Feria” es un tablero delicado.
Juan
José Arreola siempre amo al juego milenario
movió
sus piezas en su tiempo en Casa de Lago
jugo
blitz y lo llamo ping-pong en su México culto
la
poesía en voz alta la difundió y la disfruto
Juan
José se fue y nos dejó su ajedrez literario
Arreola
él ajedrecista su vida en un torneo
siendo el escritor que más apoyo al juego.
…jaque
al hombre culto…
…jaque
al parlante en francés…
…jaque
al actor viviente…
…jaque
al literato…
…jaque
al orador…
…jaque
al hombre de la radio…
…jaque
al hombre de la televisión…
…jaque
al ajedrecista…
…jaque-jaque-jaque…
En
fin Juan José Arreola un jugador de ajedrez más en la vida
y
muchos vamos con él en las letras
y
el juego de ajedrez una y otra vez.
Juan José Arreola Zúñiga
(Zapotlán el Grande —hoy
Ciudad Guzmán—,
Jalisco, 21 de septiembre de 1918 -
Guadalajara,
Jalisco, 3 de diciembre de 2001) fue un escritor, académico, traductor y
editor mexicano. De formación autodidacta (nunca terminó la primaria)
desempeñó los más diversos oficios a lo largo de su vida. Arreola
pertenece a la generación del 50, que incluye a autores como
Emilio Carballido,
Rosario Castellanos,
Sergio Magaña,
Ernesto Cardenal,
Jaime Sabines,
Juan Rulfo,
Rubén Bonifaz Nuño.
1 Gracias a obras como
Confabulario (1952)
Bestiario (1959) y
La Feria (1963) se le considera como uno de los impulsores más importantes del cuento fantástico contemporáneo en México así como uno de los máximos exponentes de la
minificción latinoamericana, junto con
Julio Torri y
Augusto Monterroso.
Hijo de Felipe Arreola y Victoria Zúñiga, Juan José Arreola fue el cuarto hijo de un total de catorce hermanos.
Asiste desde los tres años al Colegio de San Francisco, escuela de
monjas francesas, en donde comienza a tomar gusto por la literatura y
por el conocimiento en general.
Su infancia transcurre durante la
Revolución Cristera. Trabajaba como encuadernador con José María Silva, un pariente lejano, y
posteriormente en la imprenta del Chepo Gutiérrez. Estos serán sus
primeros acercamientos al “mundo editorial, las imprentas y el
encuadernado fino”. Cumplidos los 15 años, el joven Arreola ya ha leído a autores como
Baudelaire,
Dante,
Whitman,
Ludwig,
Papini y
Schwob.
A sus 18 años viaja a la ciudad de México para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes, en donde toma clases con
Fernando Wagner. Para costearse las clases, Arreola se desempeña en diversos oficios, entre ellos el de actor de radionovelas de la XEQ.
Hacia 1939, trabaja como actor con
Xavier Villaurrutia. En el mismo año deja la Escuela Teatral de Bellas Artes y comienza a trabajar con
Rodolfo Usigli
en la compañía Teatro de Medianoche. Tras una fallida gira en Celaya,
decide regresar a Zapotlán, el 8 de agosto de 1940, donde publica su
cuento “Sueño de navidad” en la revista
El vigía. En este cuento el mismo Arreola encuentra influencias del cuentista ruso
Leonidas Andreyev.
En 1941, tras un par de viajes a la ciudad de México, sufre una
congestión alimenticia y una infección intestinal, lo cual le acarreará
una severa crisis de nervios que sufrirá eventualmente durante el resto
de su vida. Ya en Zapotlán, forma parte de una compañía teatral, imparte
clases en una secundaria y continúa escribiendo. Es por estos años que escribe “Hizo el bien mientras vivió” (1943), el primero de sus escritos reconocidos.
Viaja a Guadalajara, donde, en 1943 y por recomendación de su primo
Enrique, se entrevista con Jorge Dipp, director del periódico
El Occidental, en donde colabora escribiendo artículos y como jefe de circulación hasta 1945. Las páginas de
El Occidental son un margen de la relación del autor con la literatura francesa.
En 1944,
Louis Jouvet
llega a Jalisco invitado por una colonia francesa. Juan José Arreola,
declarado admirador del actor, se entrevista con él, quien le ofrece una
beca del Instituto Francés de la América Latina, gracias a la cual, una
vez terminada la guerra, el mexicano pudo asistir a diversos
espectáculos teatrales en
París.
Tras una fuerte depresión, la cual, junto con el severo clima de
Francia, le trajo mayores malestares en su úlcera, Arreola decide
regresar a la Ciudad de México.
En 1946, ya instalado en México, trabaja como traductor, redactor y corrector en el departamento técnico del
Fondo de Cultura Económica por recomendación de
Antonio Alatorre. Traduce
La isla de Pascua (1950) de Alfred Mátraux,
El cine: su historia y su técnica (1950) de George Sadoul,
El arte teatral (1951) de Gastón Baty y de Chavance,
El arte religioso del siglo XII al siglo XVIII (1952) de Émile Male.
Ahí conoce a
Daniel Cosío Villegas, quien publicó
Varia Invención (1949), primer libro de Juan José Arreola editado bajo la colección
Tezontle, cuya portada diseñó
Juan Soriano.
En un concurso para nombrar una colección de la editorial, Arreola resulta ganador tras proponer el nombre de
Breviarios.
Simultáneamente trabaja en
El Colegio de México, donde permanecerá tras ser despedido del Fondo de Cultura Económica. En este periodo escribe
Confabulario publicado posteriormente en 1952 por la editorial
Joaquín Mortiz.
En 1956, Arreola recibe la propuesta de dirigir una compañía teatral
que sería patrocinada por Difusión Cultural de la UNAM. Arreola la llama
Poesía en voz alta y representan obras de
García Lorca,
Ionesco,
Paz, entre otros.
Juan Antonio Rosado describe los objetivos de
Poesía en voz alta de esta manera: "Tradición y vanguardia se fusionaron en
Poesía en voz alta,
cuya intención más importante fue volver a los orígenes del teatro a la
palabra hablada, sin hacer a un lado el goce estético pero apartando
ciertos rasgos antisolemnes que romperían con el convencionalismo
imperante en el teatro nacional".
Nabor Carrillo,
rector de la UNAM, invita a Arreola a hacerse cargo de La Casa del
Lago, la cual se inaugura el 15 de septiembre de 1959, y se convertirá
en un importante centro cultural de la siguiente década donde se
realizarán lecturas de poesía, audiciones de música y de grupos corales y
funciones de cine de arte que contribuyeron a la educación del público
interesado, en su mayoría universitario.
Tras el cambio de rector, Arreola es destituido de la dirección de
La Casa del Lago.
Ante esto, se dedica a impartir clases en la escuela de Teatro del INBA
y en el Centro Mexicano de Escritores. Además, es invitado a
Casa de las Américas, en Cuba.
Víctima de una hidrocefalia que lo aquejó durante sus últimos años,
muere a los 83 años en su casa en Jalisco; le sobrevivieron su viuda,
tres hijos y seis nietos.