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AJEDREZ “EL REY SABIO” ALFONSO X
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: El PENSAMIENTO científico bondad de la HUMANIDAD.
La ciencia está bien puesta por la humanidad en su fiesta de la existencia…
El HOMBRE pensante está en todas las culturas de este planeta llamado TIERRA…
Y el AJEDREZ de “EL REY SABIO” ALFONSO X nos deja toda una tarea
de CIENCIA SOCIAL en nuestra cabeza 100% lúdica en todo el PLANETA.
EDUCADA célula de la inteligencia
limpia como la higiene pensante en cada bacteria…
Como el jaque perpetuo del pensamiento eterno en la ciencia…
Jugada maestra del AJEDREZ en la mente hacia el SOL estrella…
Diagonal visionaria y vista
por el ajedrecista rey de la astronomía…
Juego educativo de la concentración lúdica
dentro de la humanidad flor intelecto 100% solar y efímera…
Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio (Toledo, 23 de noviembre de 1221 – Sevilla, 4 de abril de 1284), fue rey de Castilla[1] entre 1252 y 1284.
A la muerte de su padre, Fernando III el Santo, reanudó la ofensiva contra los musulmanes, ocupando Jerez (1253) y Cádiz (c. 1262). En 1264 tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.
Llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.
También es reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.
En 1935, se le reconoce como astrónomo nombrándole en su honor el cráter lunar «Alphonsus».[2] WIKIPEDIA.