FOTOGRAFÍA POR: Rubén Emiliano.
FERNANDO EMILIO SAAVEDRA PALMA
DANDO SIMULTÁNEAS EN EL ZÓCALO DE LA CIUDAD DE MÉXICO CONTRA 20 JUGADORES.
10, 004 Simultaneas Record Guinness Mundial 22-10-2000.
“COMBINACIONES”, Saavedra Palma. Ajedrez y poesía
Por Juan Cervera Sanchís
Recibimos el raro y bello libro Combinaciones, de Fernando Emilio de Palma y Saavedra. Nada más abrirlo se nos advierte que se trata de las combinaciones de “un hombre que ha vivido con el ajedrez y la literatura.” Líneas abajo nos encontramos con la primera combinación. El autor comienza con su nombre así: Fernando Emilio Saavedra Palma, y para los que lo ignoran, aclara: Seudónimo de El Peón Aislado, que decide filosofar, inmediatamente, en torno al arte y misterio poético.
Fernando Emilio Saavedra Palma-“El Peón Aislado”.
Afirma El Peón Aislado: “La poesía es el alma de la especie humana”. Es de esta manera que imagina su primer diseño y de paso su primera partida de ajedrez o poema ajedrecístico. Canta y juega El Peón Aislado, en su ínsula infinitesimal, toda una paradoja en do mayor, comunicándonos: “Los escaques en los aciertos y los errores, me llevan a un estilo único..”Y añade: “que también me ha dado la edad”. Adivinamos la unicidad del estilo en el espacio y el tiempo, aunados, en el nudo que es ala y vuelo, en la poética, magia y lucida geografía celeste del ajedrez, que siendo lógica matemática es, en su esencia, pasión, emoción y poesía pura. De Palma y Saavedra o Saavedra Palma, recogerá después opiniones al azar sobre los caminos entrecruzados y las curvas, que son líneas rectas, del ajedrez hecho poesía, y la visión del mismo que nos dan las inteligencias más diversas. Para una señora ama de casa el ajedrez será como una familia: para una secretaria no pasara de ser un pasatiempo: Para un político un mundo de celadas; para un ajedrecista toda la vida; para un poeta la totalidad del Universo. Finalmente no sabremos todo cuanto es para cada quien, desde el cada como y cada cuando de su parcial punto de vista.
El ajedrez como la poesía se da a muy pocos. El encuentro con lo fundamental en cualquier vida va mucho más allá de la simple apertura o el rotundo jaque mate. “El Peón Aislado” se encontró inesperadamente a la edad de ocho años con los poderes del ajedrez en el, para él, prohibido rincón de una cantina de un pueblo del Estado de Hidalgo. ¿Cómo fue que un niño pudo entrar hasta allí y ser fascinado por dos venerables ancianos que jugaban al ajedrez? La fuerza del destino no sabe de obstáculos. Esto es algo que no pone en duda Fernando Emilio de Palma y Saavedra.
Mucho menos “El Peón Aislado” y, si le consultáramos, menos aún Mijail Tahl, el genial ajedrecista ruso, uno de los escasos iluminados por la diosa Caisa, a la que se evoca y convoca en este libro, solicitándole olvidos y memorias, para llenar las infinitudes abismales de los mareantes vacios y otras hambres cósmicas.
Fotografía tomada del buscador de Google
Mijail Tahl
El libro de De Palma Y Saavedra es una especie de sueño velado en la hiperlucidez. Es un libro para poetas, profetas, ajedrecistas y trapecistas de la imaginación, capaces de jugar al ajedrez sentados en una nube y sin viajar por el tablero, entra en el espíritu de la lluvia galopando en zigzag, a lomos de los caballos, y geometrizando la luz, con la ilusión de los alfiles, sobre las sombras de las torres. ¿Dónde la realidad ultima de la jugada maestra y el poema perfecto e irrepetible? “El Peón Aislado”, contra el viento del azar, pone su fe en lo concreto aritmético, donde el dos más dos alcanzan el cuatro y la soberbia humana, de súbito, se queda sin sospechar el cinco con su vocación definitiva de diez. Cae en sus propias trampas y soberbias “El Peón Aislado”, inevitablemente hombre y poeta. Se atreve a decir que “el ajedrez es el hombre y el hombre es el ajedrez”. Hace siglos se afirmo: “El hombre es la medida de todas las cosas”. ¿Son todas las cosas la medida del hombre? Poesía y ajedrez, ajedrez y poesía. Locura y cordura unidas en el mismo punto dramático e indefinible, el de la vida, aquel punto entre dos eternidades al que la muerte le da, sin remedio, finalmente su dimensión exacta, es decir, su inmisericorde jaque mate.
Un libro de partidas y torneos, un libro desde el ajedrez, los relojes, las mujeres y los hombres, el ser y el no ser, el grito y el silencio, el error y el acierto, que nos invita a múltiples lecturas y relecturas, pues la poesía y el ajedrez, que son, sin serlo, la pasión misma, no tienen fin. “Combinaciones” se podría definir como un juego donde la razón de la locura y la locura de la razón se matrimonian sin ninguna posibilidad de divorcio. El ajedrez y la poesía, aunque lo nieguen ajedrecistas y poetas, siempre van caminando juntos por los matemáticos y maravillosos senderos de la Creación.