Páginas

lunes, 24 de enero de 2011

MANUEL VILLALOBOS RODRÍGUEZ

EL AJEDREZ Y LA RELIGIÓN
FOTOGRAFIA TOMADA DEL BUSCADOR DE  Google.
MANUEL VILLALOBOS RODRÍGUEZ
Entrevista hecha por: Juan Cervera Sanchís
Del libro inédito Ajedrez: Pasión y Misterio.

Fray Alonso Villalobos, nació en Guadalajara, Jalisco, el 24 de diciembre de 1942. Tiempos difíciles. El mundo estaba inmerso en la Segunda Guerra Mundial. Como hombre perteneciente a la fraternidad hermanos menores de la Orden Franciscana, ve y siente en el ajedrez, a través de la dinámica de los peones, compartida con las piezas mayores, la base de la sociedad sobre el tablero de la vida. Desde la base de la humanidad de su sacerdocio su visión del juego de ajedrez nos remite a zonas espirituales que van más allá de cualquier realidad estratégica y matemática. Es por eso que sin pensarlo lo primero que se nos ocurrió preguntarle fue:
        -Fray Alonso, ¿cree usted que los ángeles hayan jugado al ajedrez alguna vez?
        -El ajedrez, que yo sepa, únicamente lo juegan los humanos. Los ángeles aparecen en la Biblia como espíritus creados por Dios para su servicio y trasmitir mensajes de salvación y salud a los mortales. En el Apocalipsis se narra, capitulo doce, la batalla que se entabló en el cielo Miguel y sus ángeles y el Dragón y los suyos. El Dragón perdió la partida y fue “arrojado de la tierra” junto con sus ángeles. Dios y la potestad de su Cristo vencieron.
       
        -¿Seria atrevido decir que le dieron un jaque mate elegante y fulminante?
        -En el Génesis se habla del Diablo, espíritu del mal, como la serpiente astuta que sedujo a la mujer e hizo al hombre. Aquí Satanás gano la partida. Estos símbolos tecnológicos bien se pudieran iluminar en un tablero de ajedrez.
        -Algunos piensan que jugar ajedrez es transitar por espacios etéreos, sin conexión con los acontecimientos de la vida cotidiana, ¿qué opinión tiene sobre esto?
        -El ajedrez deja sentir su presencia en la epidermis de la piel cuando se mueve una pieza equivocada. Absorbe la atención exigiendo procesos racionales que llevan lógica en sus determinaciones. Marca detalles peculiares de personalidad en los profesionales o fantásticos del ajedrez. Es una fuente de sabiduría. Es un tablero de sapiencia. El ajedrez capacita a sus fieles seguidores en el buen obrar. Es el arte del buen vivir. Advierte, clarifica, impulsa, estremece, guía.
        -¿A usted qué sensaciones le produce el tablero de ajedrez?
        -El tablero de ajedrez con sus treinta y dos piezas es una caja de Pandora enriquecida. Al abrir el juego aparecen todas las pasiones, las buenas y malas, las generosas y las más mezquinas. El orgullo y la humildad. La fiereza y la mansedumbre. Cada jugador mira las líneas y las columnas a su imaginación, unos como un  campo de batalla y otros como una guerra cósmica en espacios siderales. En el tablero se navega sin límites por espacios ignotos y se sitúa con fineza el campo, sin precipitación ni desorden. Hay estructura que ubica y posibilidades que estaban. Es un campo florido, es un juego de luces. Es tarde de sol anaranjado y es amanecer de arreboles. Es ciencia que une continentes. Es poesía que transforma realidades y es creación que se dirige a Dios.
        -Gran maravilla el ajedrez fray Alonso.
        -Sí, si es una gran maravilla. El ajedrez es un camino abierto. Es un horizonte de realidades iniciales y de objetivos ambiciosos. Es historia nacida y es historia sin fin. Es él tiempo y es para la eternidad. En cielo habrá muchos, bajo la mirada complaciente de Dios, que seguirán intentando combinaciones y variantes, aperturas y finales.
        -Háblenos de su cartera de estudios y de sus lecturas predilectas.
        -Tras cursar los niveles primarios y medios estudié tres años de filosofía y cuatro de teología. Luego de recibir la ordenación sacerdotal fui destinado durante doce años a trabajar pastoralmente en Ciudad Nezahulcóyotl, estado de México. En ese tiempo zona de aguda marginación social. En 1986 me titulé como licenciado en Teología Pastoral por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Me dediqué a la docencia en la Universidad Pontificia de México. Posteriormente estuve como párroco en Santiago Tlatelolco. Actualmente, además de seguir en el magisterio soy capellán en el Instituto Latino de México, entre jóvenes de preparatoria.
        -Sabemos, fray Alonso, que es un dilecto de la lectura, ¿qué lee?
        -Mis lecturas después de las Sagradas Escrituras, los documentos de la iglesia y los escritos franciscanos, son los autores clásicos y los modernos. Leo con sumo interés la literatura latinoamericana. Toda obra de calidad me llama la atención. Entre mis autores preferidos están Miguel de cervantes Saavedra, William Shakespeare, Johann Wolfgang Goethe y Fedor Dostoievski.   
         -¿Cómo descubrió el juego de ajedrez?
         -Entre los franciscano. Conocí los movimientos y los principios elementales del juego viendo pacientemente cómo jugaban ajedrez algunos religiosos. Fue así que se despertó un interés por el juego. Acabe compartiendo con ellos la pasión y el entusiasmo que cada partida ofrece a los rivales proponiendo ataques vigorosos o desarrollando defensivas ingeniosas. Soy un permanente aprendiz de estrategias y tácticas de planes y realizaciones.
        -¿Cree usted que Dios tenga algo que ver con el ajedrez? Un poeta ha dicho que “el ajedrez es un juego de dioses”. Díganos usted.
        -Dios es el creador de las ideas más sofisticadas en la mente de los hombres. Ha puesto en el cerebro humano las semillas misteriosas de los pensamientos más sublimes.
Los anhelos de cada persona trascienden lo temporal, lo cósmico los grandes infinitos y los pequeños. Una manifestación de la creatividad trascendental que existe en el interior del hombre  es el tablero de ajedrez y las variantes sin fin de las piezas combinadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario