RELATOS EN LA COLONIA DEL VALLE (3) MÉXICO, D.F.
EX-GLORIETA DE MARISCAL SUCRE “EL QUIOSCO”
(CIUDAD DE MÉXICO)
Autor: Fernando
Emilio Saavedra Palma.
Para: Mis
amigos scouts de la Colonia del Valle.
A
mediados de los años 70, caminando, jugando por las calles en bicicleta,
patines o simplemente con la pelota de plástico de futbol se recorría cuadra
tras cuadra. Entre los amigos de siempre estaba Paco Ordiales que con sus
pantalones cortos, tirantes, calcetines de rombos muy españolados, caminábamos
buscando la diversión en cualquier calle. Desde entonces yo llegaba hasta la
glorieta de Mariscal Sucre solo o acompañado a darle vueltas a la fuente o
hasta llegar a insurgentes. En estos espacios ver las fuentes es formidable, se
da uno un descanso simplemente viendo y escuchando el agua. Por ese tiempo andaba
en los 10 años y me vestía normalmente con pantalón de mezclilla y cualquier
camisa de color chillante; esos gustos eran de mi hermano el Willy, la Bola me
compraba alguna camisa de vestir más serias tipo vaquero de cuadritos blancos
con rojo o azules y, mi Nanis siempre me orientaba a usar pantalón de vestir
tipo sastre y todo elegante. Yo tenía el gusto por las botas vaqueras y pantalones
de mezclilla, así llegué a jugar futbol agitando la camisa por los aires
anotando el gol y quedando con el torso desnudo para seguir buscando el gol. A
esa edad nos sentíamos Pelé, Rivelino, Tostado y las siglas de los rusos se
decían C.C.C.P.
Los
infantes decíamos “cuidado camaradas con Pelé”, era la época del mundial 1970 en México, de nuestro
logotipo del Juanito, los maestros de la locución Don Fernando Marcos y el tan
admirado Ángel Fernández. De hecho el Willy nos llevó a gritar en una euforia
inolvidable al Ángel de la Independencia, todo esto un mar de energía en la
juventud. Al regreso pasaba a la paletería de San José a comprar una exquisita
paleta de vino con limón ¡únicas! también muchos se acordaran de ellas, o el
restaurante “Los Ovnis” en la esquina de División del Norte y Nicolás San Juan
a dos cuadras de ahí está el Centro Universitario México de tantos recuerdos. Aunque
no estudié en esa institución tuve mucho acercamiento tanto con estudiantes,
como con maestros. Paco Ordiales estudió
en el Instituto México en la calle de Amores primaria, la secundaria en la
calle de Av. Popocatépetl, y la preparatoria en el Franco Español en Miguel
Ángel de Quevedo. Esta amistad me hizo
asistir a muchas kermeses y fiestas de sus compañeros, yo por esos años estudiaba
en el Instituto Canadiense de México.
La
Glorieta de Mariscal Sucre a finales de los 70 reunía a grandes cantidades de
muchachas que trabajaban en el servicio en las casas. Poco a poco fueron
creciendo en cantidad hasta llegar a principios de los 80 y tener en ocasiones
música para bailar los fines de semana. Yo lo recuerdo perfectamente ya que
pasaba en carro y se escuchaba el sonido de la música.
Ese
México era otro, el cambio con los ejes viales transformó la glorieta en una
cantidad de puentes peatonales que se usan los fines de semana para caminar o
correr actualmente. En el edificio alrededor de Mariscal Sucre vivía la mamá de
mi amigo Agustín Ordoñana quien estudió en el Fray Juan de Zumarraga y vecino de
la colonia de muchos años. En la calle de Luz Saviñón y Juan Sánchez Azcona
vivió mi hermano el Willy un tiempo cuando se casó con Mary y, yo estuve
viviendo con ellos un año. Ahí mismo sin saberlo vivía el Ing. Adolfo Hernández
quien sería mi amigo de partidas ajedrecísticas, conociéndonos más adelante, a
finales de los 80 en el “Club de Ajedrez La Cabaña”. Sobre División del Norte
está la Estética Unisex “Paris” donde asistía desde pequeño y donde acude
también un mundo de personalidades. Si uno sigue por la avenida encuentra otra
peluquería que en los años 60 se vendían
programas del Hipódromo de las Américas. En Gabriel Mancera y Ángel Urraza
estaba la peluquería de don Armando (El piojo) en donde me cortaba el pelo
desde niño incluso mi abuelo paterno el General se cortaba el pelo ahí.
Recordando
el relato pasado (número dos), me olvidé
mencionar a Enrique Ordoñana; por esos
años vivía en López Cotilla y a Pablo Alonso que vivía en Gabriel Mancera y el
hoy eje 6. Ambos asistían a los Scouts de México.
El
recuerdo que tengo de ellos es patrullando parques, calles y estar en el
Quiosco de Mariscal Sucre cuando era una fuente gigantesca, completa. Después la glorieta fue dividida por la
evolución de la ciudad. También llegaban todos los de Aniceto Ortega ordenandos
siempre, haciendo labor social todos ahí en el Quiosco.
Mi
deporte fue el futbol americano y en la Colonia del Valle jugábamos tochito el
tocado y en ocasiones el tacleado sin equipo por supuesto. Ese día estábamos de
pareja Jorge Ramírez, Agustín Ordoñana y yo contra Raúl el gordo, Arturo y su
hermano Manuel. Jorge y yo años atrás habíamos llegado a los golpes en dos
ocasiones: después de un partido de futbol soccer caliente entre Ángel Urraza
contra López Cotilla, fue toda una apología boxística sin guantes. Jorge y yo
quedamos desde entonces como buenos amigos (pero eso es otra historia). El partido
estaba calientísimo y llegó Enrique (Kike), el hermano menor de Agustín al
partido en su punto de ebullición, el gordo Raúl nos arrastraba a Jorge y a mí
como chicle, nos costaba trabajo tirarlo en el pasto del camellón,
repentinamente se hicieron de palabras Agustín y Raúl por Kike interviniendo y
parando el juego. De pronto, se le dejo
ir Raúl a Agustín a quererlo golpear y en segundos Jorge lo detuvo por el
cuello con una llave china y yo lo tacle de frente y entre los dos lo inmovilizamos en
segundos con un trabajo titánico. No era el tochito era la ira a su máximo
esplendor. Agustín entró en razón y se calmó, tomó a Kike de la mano y se metió
a su casa. Jorge y yo deteníamos al gordo Raúl y afortunadamente en minutos
llegaron los hermanos mayores de Jorge. Cuando los vimos lo soltamos con calma
y Raúl tuvo que calmarse. Tomó su balón de futbol americano y se marchó, nunca
más volvimos a jugar futbol americano tacleado, en adelante jugamos tocado con
unos fuertes manotazos.
Quiosco Francés en Mariscal Sucre.
Autor:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: El
Quiosco Francés recuerdos maravillosos.
Adolescente
caminante de espacios inhalo y llego al Quiosco
abro
mi pensamiento escribo un poema en la Fuente de los Leones que rico
suspiro
y en los años 20 Don Gustavo Antonio Martínez Michaus ambos los donó.
es Quiosco
con Q o con K acepción bien escrito.
…café “D” sueño suspiro escrito y escribo…
…eres
delgadita curvilínea como el Quiosco…
…eres
beso tierno en el barandal del Quiosco…
…eres
heroica novia mía encuentro en el Quiosco…
…eres
Sofía, Susana, Alejandra en el Quiosco…
…eres
crecimiento adolescente en el Quiosco…
…eres
años pasando sin tiempo por el Quiosco…
…eres
Colonia del Valle, Mariscal Sucre el Quiosco…
…eres
café “D” en el Quiosco…
…eres
arte en el Quiosco…
…eres
ajedrez en el Quiosco…
…eres
Marías en el Quiosco…
…eres
Templo del Purísimo Corazón de María…
…eres
recuerdos en recuerdos por el Quiosco…
El
hombre caminante de espacios inhalo y llego al Quiosco
entro
tomo café en diferentes cafés que miran al Quiosco
brotan
a borbotones poemas en la ex-fuente de los leones de antaño
pasarán
los años los tiempos de muchos sin tiempo y si llego a viejo
llegaré
al Quiosco Francés en Mariscal Sucre a tomarme un café y la foto.
Parque de Mariscal Sucre.
Fragmento de: coloniadelvalle.com.mx
El mayor símbolo de este parque y uno de los más emblemáticos de la colonia es el Kiosco
Mariscal Sucre también conocido como el "Kiosco Francés", cuya historia se remonta a la década de los años 20's cuando fue donado junto con la fuente de los Leones que se encuentra enfrente del mismo, por el señor Gustavo Antonio Martínez Michaus, uno de los primeros urbanizadores de la colonia, cuya familia por cierto, sembró los primeros árboles del parque. |
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