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miércoles, 9 de febrero de 2011

MANUEL LÓPEZ GALLO

FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
MANUEL LÓPEZ GALLO
Entrevista hecha por: Juan Cervera Sanchís.
Del libro inédito Ajedrez: Pasión y Misterio.

El licenciado Manuel López Gallo, en Economía por la UNAM, es por sobre todo un heroico y fiel amante del libro, por lo que luego de dar cátedra de economía en dicha casa de estudios, se convirtió en autor, editor y librero.
Don Manuel, quien es toda una figura emblemática de nuestra cultura, es el dueño de la prestigiosa librería “El Sótano”, que cuenta con sucursales en Avenida Juárez, casi enfrente del Palacio de Bellas Artes, en Miguel Ángel de Quevedo, San Ángel y en Satélite. Durante años colaboró como articulista en los diarios El Día y Excélsior. Don Manuel nos relata: “En mi librería, desde su inicio invitaba a jugar ajedrez a los amigos en el restaurante de la parte de arriba, llamado “El Tibet Ham”.
        -¿Y antes dónde jugaba ajedrez?
        -Solía jugar en El Metropolitano que estaba en la calle de Tacuba, entre San Juan de Letrán y Allende.
        -¿Recuerda con quiénes jugaba?
        -Sí, jugaba con un señor de apellido Maldonado, al que le puse el sobrenombre de “El Maldotado”.
        -Advierto, don Manuel, que le gusta a usted jugar al doble sentido.
        -Así es. Es una manera muy peculiar de expresarse entre la gente de los Altos de Jalisco, d donde era mi padre, Pedro López Rodríguez, quién caso con Dolores Gallo García. De él adquirí la costumbre de hablar de esa manera, que tiene su gracia.
        -¿Dónde fue que aprendió a jugar ajedrez?
        -Me inicié como ajedrecista aficionado en Puebla. Mi maestro fue Rafael Medina de la Vega, quien fuera Jefe del Departamento de Dibujo de Excélsior. Jugué mucho con él y también con su hijo Manuel Medina Orozco. Al principio me ganaban, pero al paso del tiempo llegué yo a ganarles a ellos. Aquí en México jugué mucho en El Metropolitano, no nada más con “El Maldotado”, del que ya te hablé. Ahí conocí a muy buenos jugadores, que además eran excelentes personas, como el licenciado Gómez Luna y el doctor Díaz Gómez y, asimismo, al ingeniero Aníbal Navarro, a quien todavía lo veo jugar con el licenciado. Alejandro Benítez. Por cierto que el ingeniero Navarro en su juego busca posiciones artísticas, sacrificando piezas, arriesgando siempre. Ésa es la causa de perder normalmente en el juego pero a mí es lo maravilloso del juego. Así me gusta jugar a mí y de apuesta.
        -¿Por qué de apuesta si el ajedrez no es un juego de azar o de suerte?
        -Yo, desde. El Metropolitano, y de esto hace más de cincuenta años, soy de los que apuesto, pues siento que de esa manera se le pone más sabor al juego. Recuerdo que una vez llegué al Metropolitano un poco pasado de copas y una dama me invitó a que jugara con ella. Le dije que sí, pero de apuesta. Ella insistió en que jugáramos pero sin apostar. Como era una dama terminé aceptando sus condiciones. Jugamos cuatro partidas que me ganó. Al terminar fue ella la que me dijo: “Si quiere jugamos de apuesta”. Acepté y, entonces, le gané. Un viejito que nos estaba viendo, y padecía del Mal de San Vito, al término de las partidas me dijo:”Primero zonzo-zonzo (Pendejo-Pendejo) y lueguito a ganar, ¿verdad? Eso no se le hace a una dama.” Yo le respondí:
        -Óigame, señor, yo no le hice nada a la dama, nada más al rey, y aunque no me lo crea no lo hice con mala voluntad. Fue un asunto de copas.
        -¿Qué otra anécdota se le viene a la memoria de sus partidas de apuesta?
        -¡Ah! Cuando le gané a Maldonado-Maldotado- un día cincuenta pesos y me los pagó de mala gana. Yo, molesto, quemé el billete frente a él. Un mesero se me acercó y me dijo que mejor se lo hubiera dado a él.. Yo le dije que lo bonito del caso no era el dinero sin el haber ganado la partida.

        -¿Sus partidas actuales?
        -Sigo jugando, como siempre, pero ahora también disfruto viendo jugar a los demás y observando las reacciones que tienen los jugadores y sus estilos de jugar. Debo decirle que yo nunca estudié ajedrez en los libros. He visto libros de ajedrez, pero no los  he estudiado. Tampoco he enseñado a jugar a mis hijos. Si a mi secretaria “Mati” ,Matilde Lora Lora y a mi nieta Renata y las dos juegan bien. Pienso que los libros de ajedrez son indispensables para aquellos que aspiren a desarrollar un más alto nivel de juego.
        -¿A qué edad considera se deben iniciar los jóvenes en el juego?
        -Desde parvulitos, desde las más temprana edad. El ajedrez es recreativo y sano. A mí me ha servido y me sirve mucho, sobre todo cuando estoy pasando por una dificultad de cualquier tipo, pues mientras juego lo olvido todo y me evado de mi realidad inmediata por un instante. Es una especie de saludable catarsis.
        -¿Cómo ve el nivel ajedrecístico en México?
        -Estamos fritos. Es por eso que me gustaría que el ajedrez se difundiera en todo el país. Yo soy un ajedrecista de corazón.      


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