ILUSTRACION POR: Fernando Emilio Saavedra
Palma.
LA CATRINA AJEDRECISTICA.
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: José Guadalupe Posada IN
MEMORIAM.
LA CALVERA vive eternamente
entre
el hombre presente.
De
día y de noche
y
nunca se hace ausente
¡OH! José Guadalupe Posada
te
fuiste muy joven de tu morada.
Y
se te olvido hacer una calavera LOCA
de
ajedrez loca muy loca y ajedrezada.
Hoy
me toca dedicarte la calavera LOCA
mucho
muy HERMOSA que nos aloca y no se
equivoca.
Llega
cuando uno menos la espera
y
nos lleva sublime a la vida eterna.
CONMIGO juega ajedrez desde pequeña
y
mientras “YO” viva le doy jaque mate
cada día.
Pues
bien Guadalupe HOY en Pátzcuaro hay
fiesta
y
te dejo una alegoría con mi calavera por tu ausencia.
Fernando Emilio Saavedra Palma.
eldiariodetaxco.com
José Guadalupe Posada
(Aguascalientes, 2 de
febrero de 1852
- Ciudad de México, 20 de enero
de 1913) fue un grabador, ilustrador
y caricaturista
mexicano. Célebre por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de
crítica socio-política y por sus ilustraciones de «calacas» o calaveras,
entre ellas La
Catrina. José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de
San Marcos de la ciudad de Aguascalientes. Su padre Germán Posada Serna y su
madre Petra Aguilar Portillo, procrearon ocho hijos, entre ellos: José María de
la Concepción, José Cirilo, José Bárbaro, José Guadalupe, Ciriaco, y María
Porfiria. Después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo,
Posada ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes.[1]
Posteriormente, en 1868,
entró como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza. Algunas de
sus primeras caricaturas de crítica política fueron publicados en El Jicote,
periódico de oposición al gobierno de Jesús Gómez Portugal.[2]
Comenzó su carrera haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como
ayudante de un taller de cerámica.
En 1872, Posada y Pedroza
deciden instalarse en León, Guanajuato, donde ambos se dedicaron a la
litografía comercial.[3]
En León, Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en
la Escuela de Instrucción Secundaria, asimismo, realizó litografías y grabados
en madera que ilustraban cajetillas de cerillos, documentos y libros. En 1873 regresó a
Aguascalientes en donde contrajo matrimonio con María de Jesús Vela en 1875. Al año siguiente
le compró la imprenta a Trinidad Pedroza.[4]
De 1875 a 1888 continuó colaborando para varios periódicos de León, entre ellos
La Gacetilla, El Pueblo Caóticoa y La Educación.[5]
Logró sobrevir a la fuerte inundación de León ocurrida el 18 de junio de 1888, publicó
varias litografías que representan la tragedia en la cual se hallaron más de
doscientos cincuenta cadáveres y se reportaron más de mil cuatrocientas
personas desaparecidas.[6]
A finales de 1888 se
trasladó a la Ciudad de México, en donde aprendió el oficio de
técnicas de grabado en plomo y zinc. Colaboró para el periódico La Patria
Ilustrada y la Revista de México hasta los primeros meses de 1890.[7]
Comenzó a
trabajar con Antonio Vanegas Arroyo,[8]
hasta que pudo establecer su propio taller litográfico. A partir de entonces
Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración popular,
por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica.[9]
En su obra, amplia y variada, Posada retrató las creencias y formas de vida
cotidiana de los grupos populares,[10]
criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo. Además, ilustró
las famosas «calaveras», versos alusivos a la muerte que junto con sus demás
ilustraciones, se distribuían en periódicos y hojas sueltas.[11]
En 1893 colaboró de manera irregular para el periódico Gil Blas el cual
estaba dirigido a al clase pobre del pueblo y de tinte antiporfirista.[12
Las críticas imágenes, evidencia de la
desigualdad e injusticia social existente en la sociedad porfiriana,
cuestionaban su moralidad y su culto por la modernidad, aunque sus críticas no
eran de fondo ya que cuidaba su línea editorial.[13]
Describió con originalidad el espíritu del pueblo mexicano desde los asuntos
políticos, la vida cotidiana, su terror por el fin de siglo y por el fin del
mundo, además de los desastres naturales, las creencias religiosas y la magia.
Por su estilo y temática empleados, José Guadalupe Posada, es considerado un
artista popular, proveniente del pueblo, que nutrió su obra del imaginario
popular mexicano y a quien se dirigió como público.
Fue
considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo
y su defensor más aguerrido, incluso se autoproclamó como hijo de Posada y de
la Catrina en su mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.[14]
También es considerado precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes
plásticas. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte. Apasionado de
dibujar caricatura política. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y
fundó periódicos importantes. Consolidó la fiesta del día de los muertos, por
sus interpretaciones de la vida cotidiana y actitudes del mexicano por medio de
calaveras actuando como gente
Ilustrador
de periódicos.
Durante su
trabajo como ilustrador de periódicos, José Guadalupe se reveló pronto como un
extraordinario dibujante, muchas veces contrarias a las reglas de la pintura
académica mexicana, vigente hasta los primeros años del siglo XX. Sin embargo,
sus mejores habilidades estaban en el grabado y sobre todo, en una nueva
técnica más burda y vigorosa: la litografía. Posada fue un excelente grabador
en metal,
Realizó
ilustraciones y caricatura política en varias imprentas y algunos periódicos.
En su fructífera vida creadora fue perseguido y atacado, debido a que siempre
enfatizó su temática haciendo crítica y denuncia de atrocidades e injusticias
cometidas por los regímenes que gobernaban el país.
Posada y la Revolución mexicana.
Desde el
estallido de la Revolución mexicana de 1910 hasta su muerte en
el año de 1913, el maestro Posada trabajó incansablemente en la prensa dirigida
a los trabajadores. Sus primeros trabajos realizados en talleres e imprentas
pequeñas, le brindaron la posibilidad de desarrollar su destreza artística como
dibujante, grabador y litógrafo; por esos tiempos, realizó algunas ilustraciones
satíricas que aparecieron en la revista El Jicote. Fue crítico del
gobierno de Francisco I. Madero y de las campañas
realizadas por Emiliano Zapata.[15]
Ilustró
corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y
caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados,
borrachos, peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y
obreros. Además ilustró las famosas "calaveras" (versos con alusión a
la muerte que se ilustraban con esqueletos vivos personificados) género que
Posada desarrolló de manera extraordinaria. Revistió al esqueleto en la
calavera: esencia de los pesares y alegrías del pueblo.
Gran
dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió
tan pobre como había nacido, el 20 de enero de 1913 en la Ciudad de México.[
Las calaveras.
La
muerte es democrática ya que al fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre,
toda la gente acaba siendo calavera. José Guadalupe Posa.
Las
calaveras de Posada son en la mayoría de los casos asociadas con el Día
de Muertos, ya que interpretó la vida y las actitudes sociales del pueblo
mexicano, representados en sus grabados con calaveras vestidas de gala,
calaveras en fiesta de barrios, en calles urbanas, en las casas de los ricos.
Dibujó calaveras montadas a caballos, en bicicletas, con las que señalaba las
lacras, la miseria y los errores políticos del país. Es el caso original de La Catrina
o La Calavera garbancera, retomada años después por Diego
Rivera, el grabado que representa una burla de los indígenas enriquecidos
durante el Porfiriato
que despreciaban sus orígenes y costumbres, copiando modas europeas.[
Influencia.
No cabe duda
de que la obra de Posada influyó en artistas posteriores como José Clemente Orozco, Diego
Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo
Méndez, entre otros.
Sus obras
las conservan, entre otras instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes,
el Museo José Guadalupe Posada en Aguascalientes y en el Museo de Artes
Gráficas en Saltillo, Coahuila, además de colecciones particulares.
Posada tenía
una producción muy amplia de dibujos, carteles y grabados que se distribuían en
todas las regiones de la república, sumando cuando menos cinco millones de
ejemplares.
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