“TÍA SOFISTICADA”
NOVELA POLÍTICO POLICIACA XVIII.
“EL BABY BOCADO” Y “FITO
PÉREZ”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Llegó
de Europa, creo que de Gran Bretaña la tía sofisticada, era una mujer con aroma
de malicia, eso lo huelo desde niño. Ahí en el barrio también se me educó como
todo un caballero, era necesario por la idolatría que sentía por Columba,
comportarme así con su tía. Sin embargo, por aquellos años era yo un policía imberbe
en los avatares de este tipo de mujeres de mundo. Cuando nos vimos sentí una
descarga de electricidad, de esas que te sacuden hasta el alma. Quería irme de
inmediato con ella, pero la tía a sus 50 años y con esas tablas femeninas
internacionales con los varones, no le era difícil controlar a este policía
mexicanito. Me armé de valor con mis astutos recursos del barrio, y con el genéticamente
enorme macho alfa me tranquilice diciéndole: “Señora usted para mí, es la
fascinante tía sofisticada de mi Columba y le ruego, le suplico por favor que
no me diga su nombre, sencillamente por seguridad.
Tía
Sofisticada: ¿Como mi BB? ¿Cómo está eso de la seguridad?
BB:
Mire, trabajo como policía y es mejor no saber el nombre de las personas que
voy conociendo para nunca ser informante de nada en el medio que me desenvuelvo.
Tía
Sofisticada: ¿Tu no me dirás el tuyo BB?
BB:
Aquí, en esta familia me conocen como “El Baby Bocado”.
Tía
Sofisticada: ¡Claro! ¡Ya lo sabía! Me lo dijo Columba, es más, me comentó alguno
de tus secretos que en este momento me reservo porque apenas te conozco.
BB:
¡Cómo! ¡Qué, qué, qué! ¡Que como? Estoy en un mundo de mujeres, que son un
mundo de sorpresas. Pues Sofisticada tía, voy bien suavenas, al paso, para
cortar lentamente los pétalos familiares de esa
flor que quiere su regadita o ¿Anda el niño perdido?
Tía
Sofisticada: Haber mi BB ¿Ya viste la película el Graduado con Dustin Hoffman
que actualmente está de moda?
BB:
No para nada, y disculpe mi ignorancia, pero la bailada en el cine son las
palomas, el cácaro a los churritos mexicanos que tanto me agradan, eso de los
pachucos que le sacan punta a lo cacles en la pista ¿Como le quedó el ojo doña
Tía?
Tía
Sofisticada: No te preocupes, me gusta tu retorica tan simpática.
Pasaron
quince días mientras seguía mis rutinas con el Comandante Marrano, próximamente
nos darán una comisión; se trata de unos tipos que están involucrados en
asaltos bancarios y que según agarraron rumbo a Acapulco, según versiones de
otros compañeros dicen que ésta es la especialidad del comandante Marrano, y
que él, sabe de la agenda de estos personajes.
Después
de quince días llegué a Cuernavaca a checar el mantenimiento y me encontré a la
tía Sofisticada en la alberca con un traje de baño hollywoodense, escribiendo
en una máquina de escribir portátil Olliveti, recordé en fracciones de segundo
que ya había visto la película “el Graduado” y, con voz de varón rocanrolero,
enorme sonrisa, “tirando mi mejor rostro” le comenté: “ya vi la película que me
recomendó”, ella me miró y con su dedo índice y pulgar me señaló que la esperara
un momento. Me fui caminando lentamente con paso de gallo fino a mi automóvil
Galaxie 500 que ahora era mío, lo había comprado y tenía un fino equipo de
sonido, abrí las puertas para que se escuchara mejor y puse el casete de “Simón
& Garfunkel” se escuchaba “Miss Robinson”, ella volteó y me sonrió
amablemente.
Tía
Sofisticada: ¡Hola BB! Permíteme terminar este artículo y en un momento te
atiendo.
Mientras
ella hacia lo suyo, me metí a la cocina para
ver qué íbamos a comer. Ahí estaba doña Chole; una indígena purépecha que me
traje de la capirucha a trabajar a Cuernavaca. Mientras comentábamos de la
comida, le pedí me diera mitote de todo lo que pasaba en la casa de campo en mi
ausencia, y Chole ni tarda ni perezosa se descosió. Le di su quincena y me dijo
que le llevara una caja de tlacoyos que había preparado para su hija.
Estábamos
en buena charla cuando entró la tía Sofisticada y me dijo: ¿BB en donde andabas?
Ahorita me platicas, por cierto te quiero pedir un enorme favor, tengo que ir a
la Ciudad de México al Hotel del Prado a cumplir una cita importante ¿Me puedes
llevar?... Titubeando dije sí, pero le tuve que decir que debía reportarme con
mi comandante Marrano, porque tenía algunos pendientes conmigo.
Tía
Sofisticada: Bueno mi BB tenemos dos planes, uno; que me lleves tú o que me lleve
el comandante que me vas a presentar, no te preocupes, yo me encargo de todo. Pero
recuerda, si él me lleva nos vemos en el Hotel del Prado a las 11 de la noche, preguntas
en recepción por “la Señora Robinson”.
Me
quedé estupefacto en silencio y llegamos con el comandante Marrano, la tía en
este momento muy mi tía, se bajó del carro mostrando todos sus atributos
femeninos y se dirigió con el comandante; él estaba sentado comiendo una torta
adentro de su Marquiz negro, cuando la tía llegó al lado de su ventana, él la
miro y se bajó de inmediato sacudiéndose las manos y acomodándose la corbata. No
sé qué platicaron, pero el comandante me llamó y me dijo: “Bocado, voy a llevar
a esta dama a la Ciudad de México, regreso en un par de horas, espérame y nos
vemos en el restaurante de don Genaro”.
BB:
¡Sí, señor!
No
supe que pensar, la vida no es lo que uno siempre piensa.
Eran
las cuatro y media de la tarde cuando apareció Marrano en el restaurante, me comentó: “Mañana partimos a Acapulco
para darle en la madre a esos cabroncitos, si no saben negociar conmigo, de ésta
no se salvan y en cuanto a esa hermosura que me trajiste la voy a buscar hoy en
la noche, vive en la colonia Roma por el mercado en la calle de Monterrey ¡Que tal mi cabroncito! ¿Como la ves?”
Empecé
a pensar como la Tía Sofisticada le había dado esa dirección al comandante para
la noche y a mí me esperaba en otro lugar. ¡Santo dios! lo que él diga y vamos
pa delante.
El
Comandante y yo regresábamos a la capirucha en mi Galaxie 500 por órdenes de
él, siempre usábamos mi auto ya que su Marquiz negro lo dejaba en una pensión.
Llegamos a la caseta de la entrada a la ciudad escuchando todo el tiempo a “Rigo
Tovar” y su costa Azul; el sirenito era el ídolo del Comandante Marrano. Lo
dejé en Tlalpan, cerca de Tlaxcoaque, él era uno de los más famosos por esos
rumbos.
Rápidamente
me fui al Hotel del Prado para hacer tiempo hasta que llegó la hora. Esa noche
fue única, conocí a una mujer en extremo inteligente, dormimos felices, ambos
no sentimos culpa alguna y me confesó que Columba le había comentado que yo
tenía un sexo bien dotado y placentero, me quedé atónito, perplejo, no supe que
pensar. Al irme por la mañana, descubrí en la mesa del teléfono una publicidad con
el nombre de una tintorería que decía: “Colonia Roma enfrente del mercado en la
calle de Monterrey”.
En
eso la Tía Sofisticada abrió un ojo.
Tía Sofisticada: Gracias BB, eres grandioso. Yo
me quedo, cuando quieras irte, adelante y cuando puedas nos vemos en
Cuernavaca.
A
las siete treinta de la mañana estaba en Tlalpan esperando al comandante
Marrano, llegó fresco, bien contento y bien bañado.
Comandante
Marrano: “Que paso mi güerito nalgas meadas, me la pasé re contento con esa
Ñora que me llevaste ayer a la carretera, no como estas guilas de calle, que
por unos cuantos pesos se sienten que son princesas del paraíso”.
BB:
Sí, señor.
Sacó
el casete de Rigo y antes de ponerlo dijo: “bueno, bueno nos vamos pa Acapulco
Guerrero, Bocadito”.
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