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GABRIEL RÍOS LODOÑO
Entrevista hecha por: Juan Cervera Sanchís
Del Libro inédito Ajedrez: Pasión y Misterio.
Nacidó el 3 de octubre de 1952 en Ibague, capital de Tolima, Colombia, Gabriel Ríos Lodoño, veterinario de profesión y ajedrecista por vocación, echó sus raíces hace más de tres lustros en México, donde creó una familia. por su calidad de juego, aunque no participa en torneos, es harto conocido en el mundo ajedrecístico de México. Con Ríos Lodoño hablamos hoy de ajedrez.
-El ajedrez, nos dice, independientemente de su aparente tranquilidad, armonía y buenos modales, es el deporte donde cada uno de los contrincantes lo que buscan, o desean, es eliminar o volver tabla rasa a su oponente.
-¿El jaque mate es un asesinato, digamos que virtual?
-Virtual poeque no vemos la sangre, pero los estragos en la mente y en el estadeo psísquico del oponente pueden ser devastadores. Hay referencias de algunos jugadores que después de perder una partida han perdido la razón. Yo conozco un caso en particular allá en Colombia de un familiar de edad avanzada que después de una larga partida en que perdió se obsesionó con ella por el resto de su vida.
-Háblanos del ajedrez de Colombia.
-Aprovecho la preguanta para recordar que hay algo en Colombia, que también he encontrado en otros países de Latinoamérica y EEUU, que no he visto en México respecto al ajedrez.
-¿Dinos qué?
-En todos estos otros países, por lo menos en la capital, y también en algunas ciudades más pequeñas, hay sitios para jugadores de ajedrez durante todo el día y toda la noche. Durante las veinticuatro horas, en esos lugares, hay personas jugando, lo que en la ciudad de México con ceerca de veinte millones de habitantes no hay. Hay algunos cafés aquí donde se juega billar, dominó y ajedrez, pero cierran a las doce de la noche y no tinen la menor convocatoria. Es por eso que para nosotros los extranjeros, que amamos el ajedrez, la librería Gandhi ha sido como un refugio, aunque la hora del cierre, que era a las doce de la noche y después se redujo a las once, ahora, desafortunadamente, es a las diez menos cuarto. Mo queremos pensar que sea un espacio que va hacia el cierre. Sería desastroso.
UN AJEDRECISTA MIRANDO AL UNIVERSO INTERNO DE SU SER MIENTRAS LLEGA SU OPONENTE…
LA VIEJA LIBRERÍA GANDHI EN MIGUEL ANGEL DE QUEVEDO EN DONDE SE JUGO DURANTE 35 AÑOS Y LOS ULTIMOS 15 AÑOS LLEGARON JUGADORES DE PRIMER NIVEL DE MÉXIO D.F.TODA LA PROVINCIA Y DE TODO EL MUNDO…ACTUALMENTE YA NO EXISTE ESTE ESPACIO.
-Dicen que recorear es vivir. ¿Nos recuerdas tu iniciación en el ajedrez?
-Con mucho gusto. Esas son experincias que jamás se olvidan. Gonzalo Lodoño, que ahora es historiador, autor por cierto de libors muy leídos en Colombia, como por ejemplo “Historia de los Llanos Orientales”, quien era cuatro o cinco años mauor que yo, durante las vacaciones en un pequeño pueblo de unos doce mil habitantes, donde nuestro tío era el alcalde, se propuso enseñarme a jugar ajedrez, a lo que yo me negaba, pues me parecía un juego muy aburrido, y yo prefería irme al río a nadar. Estando allí vino una de esas temporadas de lluvia en que nos quidábamos encerrados y no había nada que hacer. Fue la lluvia el factor que me condujo al ajedrez. Mi primo me enseño a mover las piezas y las primeras reglas y esto despertó mi ansiedad por jugar la primera partida formal, que lógicamente perdí, pero más tiempo tardamos en jugar la primera partida que iniciar la segunda con nuevos bríos y mayor resolución. La segunda ya fue tablas. La tercera tuvo un nuevo vencedor: yo. Esto despertó en mí un mundo desconocido y un camino apasionante que no he dejado de recorrer hasta hoy en día.
-Gran aventura, por demás interminable, el descubrimiento del infinito mundo del ajedrez, ¿cierto?
-Incuestionable. Yo recuerdo aquellos primeros diás y primeras semanas de mi iniciación enfrentándome y venciendo, en aquel pueblo, al señor juez, al médico, al jefe militar y todos los notables, que de una u otra forma particaban allí este noble juego, y cómo mi tío, el alcalde, que posteriormente fue senador de la República, disfrutaba las victorias de su sobrino de quince años de edad sobre sus rivales políticos.
-No me has dicho el nombre de aquel pueblo. ¿Acaso cómo Miguel de Cervantes Saavedra escribe en el inicio del Quijote se trata de un lugar “cuyo nombre no quieres acordarte”?
-Perdón, perdón. Yo si quiero acordarme y mientras viva jamás lo olvidaré. El pequeño pueblo a que me refiero existe y sigue allí, se trata de Granada. La pequña Granada colombiana.
-¿Es maravilloso el ajedrez?
-Es mucho más que maravilloso. No hay manera de definirlo. Fue maravilloso todo lo que viví entonces, pero debo decirte que para el mundo del ajedrez competitivo hay que empezar mucho más joven de lo que yo empecé y, además, tener un asesor, o maestro, para que tu talento natural se desarrolle armoniosamente y florezca. Yo, después de mis vacaciones en Granada, y de vuelta a la capital comencé a participar en torneos escolares y más tarde en torneos zonales, pero es difícil compaginar los estudios con el desarrollo ajedrecístico. Hoy en día los grandes maestros del ajedrez lo toman como una profesión.
-¿Quiénes han sido y son para Ríos Lodoño los grandes del ajedrez?
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EL GRAN JOSÉ RAÚL CAPABLANCA. José Raúl Capablanca y Graupera (La Habana, 19 de noviembre de 1888 - Nueva York, 8 de marzo de 1942) fue un ajedrecista cubano, campeón mundial de ajedrez de 1921 a 1927. Por su genio precoz, fue apodado "el Mozart del ajedrez"; por el aura de invencibilidad en su época dorada se le llamó "la máquina del ajedrez".
-José Raúl Capablanca y Alexander Alekhine y de los contemporáneos Garry Kasparov, y no porque gane el noventa y siete por ciento de los juegos, sino porque es de esos raros campeones que han aportado innovaciones al juego. Antes de él hubo varios jugadores extraordinarios, pero de muy poca aportación y creatividad.
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