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sábado, 26 de octubre de 2013

LA CATRINA AJEDRECISTICA. Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma. Para: José Guadalupe Posada IN MEMORIAM.


ILUSTRACION POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
LA CATRINA AJEDRECISTICA.
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: José Guadalupe Posada IN MEMORIAM.
 
LA CALVERA vive eternamente
entre el hombre presente.
 
De día y de noche
y nunca se hace ausente
 
¡OH! José Guadalupe Posada
te fuiste muy joven de tu morada.
 
Y se te olvido hacer una calavera LOCA
de ajedrez loca muy loca y ajedrezada.
 
Hoy me toca dedicarte la calavera LOCA
mucho muy HERMOSA que nos aloca y no se equivoca.
 
Llega cuando uno menos la espera
y nos lleva sublime a la vida eterna.
 
CONMIGO juega ajedrez desde pequeña
y mientras “YO” viva le doy jaque mate cada día.
 
Pues bien Guadalupe HOY en Pátzcuaro hay fiesta
y te dejo una alegoría con mi calavera por tu ausencia.
Fernando Emilio Saavedra Palma.

eldiariodetaxco.com
José Guadalupe Posada
(Aguascalientes, 2 de febrero de 1852 - Ciudad de México, 20 de enero de 1913) fue un grabador, ilustrador y caricaturista mexicano. Célebre por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de crítica socio-política y por sus ilustraciones de «calacas» o calaveras, entre ellas La Catrina. José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes. Su padre Germán Posada Serna y su madre Petra Aguilar Portillo, procrearon ocho hijos, entre ellos: José María de la Concepción, José Cirilo, José Bárbaro, José Guadalupe, Ciriaco, y María Porfiria. Después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo, Posada ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes.[1] Posteriormente, en 1868, entró como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza. Algunas de sus primeras caricaturas de crítica política fueron publicados en El Jicote, periódico de oposición al gobierno de Jesús Gómez Portugal.[2] Comenzó su carrera haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como ayudante de un taller de cerámica.
En 1872, Posada y Pedroza deciden instalarse en León, Guanajuato, donde ambos se dedicaron a la litografía comercial.[3] En León, Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria, asimismo, realizó litografías y grabados en madera que ilustraban cajetillas de cerillos, documentos y libros. En 1873 regresó a Aguascalientes en donde contrajo matrimonio con María de Jesús Vela en 1875. Al año siguiente le compró la imprenta a Trinidad Pedroza.[4] De 1875 a 1888 continuó colaborando para varios periódicos de León, entre ellos La Gacetilla, El Pueblo Caóticoa y La Educación.[5] Logró sobrevir a la fuerte inundación de León ocurrida el 18 de junio de 1888, publicó varias litografías que representan la tragedia en la cual se hallaron más de doscientos cincuenta cadáveres y se reportaron más de mil cuatrocientas personas desaparecidas.[6] A finales de 1888 se trasladó a la Ciudad de México, en donde aprendió el oficio de técnicas de grabado en plomo y zinc. Colaboró para el periódico La Patria Ilustrada y la Revista de México hasta los primeros meses de 1890.[7]
Comenzó a trabajar con Antonio Vanegas Arroyo,[8] hasta que pudo establecer su propio taller litográfico. A partir de entonces Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica.[9] En su obra, amplia y variada, Posada retrató las creencias y formas de vida cotidiana de los grupos populares,[10] criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo. Además, ilustró las famosas «calaveras», versos alusivos a la muerte que junto con sus demás ilustraciones, se distribuían en periódicos y hojas sueltas.[11] En 1893 colaboró de manera irregular para el periódico Gil Blas el cual estaba dirigido a al clase pobre del pueblo y de tinte antiporfirista.[12
 Las críticas imágenes, evidencia de la desigualdad e injusticia social existente en la sociedad porfiriana, cuestionaban su moralidad y su culto por la modernidad, aunque sus críticas no eran de fondo ya que cuidaba su línea editorial.[13] Describió con originalidad el espíritu del pueblo mexicano desde los asuntos políticos, la vida cotidiana, su terror por el fin de siglo y por el fin del mundo, además de los desastres naturales, las creencias religiosas y la magia. Por su estilo y temática empleados, José Guadalupe Posada, es considerado un artista popular, proveniente del pueblo, que nutrió su obra del imaginario popular mexicano y a quien se dirigió como público.
Fue considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más aguerrido, incluso se autoproclamó como hijo de Posada y de la Catrina en su mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.[14] También es considerado precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes plásticas. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte. Apasionado de dibujar caricatura política. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y fundó periódicos importantes. Consolidó la fiesta del día de los muertos, por sus interpretaciones de la vida cotidiana y actitudes del mexicano por medio de calaveras actuando como gente

 Ilustrador de periódicos.

Durante su trabajo como ilustrador de periódicos, José Guadalupe se reveló pronto como un extraordinario dibujante, muchas veces contrarias a las reglas de la pintura académica mexicana, vigente hasta los primeros años del siglo XX. Sin embargo, sus mejores habilidades estaban en el grabado y sobre todo, en una nueva técnica más burda y vigorosa: la litografía. Posada fue un excelente grabador en metal,
Realizó ilustraciones y caricatura política en varias imprentas y algunos periódicos. En su fructífera vida creadora fue perseguido y atacado, debido a que siempre enfatizó su temática haciendo crítica y denuncia de atrocidades e injusticias cometidas por los regímenes que gobernaban el país.

Posada y la Revolución mexicana.

Desde el estallido de la Revolución mexicana de 1910 hasta su muerte en el año de 1913, el maestro Posada trabajó incansablemente en la prensa dirigida a los trabajadores. Sus primeros trabajos realizados en talleres e imprentas pequeñas, le brindaron la posibilidad de desarrollar su destreza artística como dibujante, grabador y litógrafo; por esos tiempos, realizó algunas ilustraciones satíricas que aparecieron en la revista El Jicote. Fue crítico del gobierno de Francisco I. Madero y de las campañas realizadas por Emiliano Zapata.[15]
Ilustró corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros. Además ilustró las famosas "calaveras" (versos con alusión a la muerte que se ilustraban con esqueletos vivos personificados) género que Posada desarrolló de manera extraordinaria. Revistió al esqueleto en la calavera: esencia de los pesares y alegrías del pueblo.
Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió tan pobre como había nacido, el 20 de enero de 1913 en la Ciudad de México.[
 Las calaveras.
La muerte es democrática ya que al fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera. José Guadalupe Posa.
Las calaveras de Posada son en la mayoría de los casos asociadas con el Día de Muertos, ya que interpretó la vida y las actitudes sociales del pueblo mexicano, representados en sus grabados con calaveras vestidas de gala, calaveras en fiesta de barrios, en calles urbanas, en las casas de los ricos. Dibujó calaveras montadas a caballos, en bicicletas, con las que señalaba las lacras, la miseria y los errores políticos del país. Es el caso original de La Catrina o La Calavera garbancera, retomada años después por Diego Rivera, el grabado que representa una burla de los indígenas enriquecidos durante el Porfiriato que despreciaban sus orígenes y costumbres, copiando modas europeas.[

Influencia.

No cabe duda de que la obra de Posada influyó en artistas posteriores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez, entre otros.
Sus obras las conservan, entre otras instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo José Guadalupe Posada en Aguascalientes y en el Museo de Artes Gráficas en Saltillo, Coahuila, además de colecciones particulares.
Posada tenía una producción muy amplia de dibujos, carteles y grabados que se distribuían en todas las regiones de la república, sumando cuando menos cinco millones de ejemplares.
 
 
 

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