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domingo, 4 de agosto de 2019

“TODO PASA Y VA QUEDANDO EN EL OLVIDO” NOVELA POLÍTICO POLICÍACA. XV “EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ” Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

       ILUSTRACIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.

“TODO PASA Y VA QUEDANDO EN EL OLVIDO” 
NOVELA POLÍTICO POLICÍACA. 
XV “EL BABY BOCADO” Y “FITO PÉREZ” 
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Ellas, las que no tienen nombre, son las más importantes en el mundo policíaco, no puedo más que agradecer como lo sacan a uno de los problemas. Ellas son las verdaderas silenciosas imprescindibles que me apoyan con  sigilo en la sociedad, mejor dicho “la suciedad”. Uno nunca sabe donde pueda caer, aunque sea el rey del barrio siempre por un detalle insignificante la vida se pierde, eso en este mundo, por demás oscuro es pan de todos los días.
Con los años supe que su nombre era “la Melody Ibarra”  alias “la Gata”; espigada de cuerpo y con unos ojos azul cielo qué, cuando nos mirábamos, entre su azul y mi azul hacíamos un clic bien perrón que en un suspiro íntimo se podía volver un encuentro corporal sin límite de tiempo. En su trabajo nunca pasa por mesera, es la número uno y yo soy el comandante, el número uno. Por esos años no le daba mucha importancia a las mujeres y ella, la “Gata”, me tenia bien identificado en todo, sabía perfectamente todo de mi. A unas cuantas cuadras del restaurante “El Pasadero” en donde trabajaba la “Gata”, en una vecindad clásica de México, vivía la china pelirroja que apodaban la “Roja” el nombre propio era Rebecca de los Olmos,  y bautizada en “la Capirucha” con demasiados padrinos en la Calle de Artículo 123. Realmente ninguna de las dos me llamó la atención porque en ese tiempo eran adolescentes y sin muchas curvas, pero ambas de ojos claros; la “Roja” los tenía verdes, de un verde que me transportaba al campo cada vez que me miraba. Por cierto, a ninguna de las dos las piropeé, o sea, no les eché verbo para prepararlas para cuando estuvieran maduritas, bien maduritas como el rico mango manila espigado pero sabroso. Aún al paso de los años las recuerdo cuando despierto con alguna fémina que me ama por una noche en algún hotel de paso de las mil y una carreteras que hábito en mis comisiones policiacas, miro los ojos claros de la dama que me acompaña y ahí están la “Gata” y la “Roja”, las dos en uno, mi corazón que siempre les agradece que nunca me hayan olvidado. En mi caso soy muy vanidoso, pero eso es por genética, no es una enfermedad, es algo que está en cada poro de mi cuerpo y creo que eso fue el motivo que las conquistó. Eran tan pequeñas y el oír hablar de mí, la fama que le hacen a uno la gente del barrio, de hecho entre los hombres caigo en la punta de la pistola, pero el que bien lo sabe que se atenga a las consecuencias. Cada vez que pasaba por el barrio ahí estaban las dos con el patín del diablo y una de ellas llevaba una muñeca de trapo, “yo” les regalaba algún dulce de la tienda, pero no era con ellas, así lo hacía con todo el barrio por eso soy actualmente el comandante “Baby Bocado”. Todos me veían llegar y en especial estas dos niñas en bicicleta, al otro día en una Kawasaki Z1 900 cc y por ultimo en un V.W. 1975 blanco arreglado con headers bien pedorrón ¿cómo no se iban acordar de mi? y luego tirando rostro a cualquier doncella mucho más bella que cualquier botella ¡ah pero por supuesto! soy chaparro pero bien mamado, podría dar más referencias de ese pasado pero vamos a entrar en materia. Esas dos pequeñas después mujeres, me echaron el ojo desde niñas y gracias a ellas pues sigo respirando.    

No es que “yo” me las de de muy gallo fino pero desde pequeño le salto al matadero, eso y el conocimiento del barrio me llevó a lo que soy actualmente, todo lo policiaco; el trabajo rudo es para el “Baby Bocado” y no me arrugo ni le saco al parche, pero eso de las intrigas del barrio en donde te echan chisme y te van derritiendo hasta  que te parten tu mandarina en gajos, es algo en donde no tengo visión, “el mundo de las viejas”. La dupla de ojos claros se encargaron de la envidia de las marimachas, jotos, viejas amargadas, viudas, solteras y casadas. De repente creo que formaron el club de admiradoras del “Baby Bocado” y por supuesto “yo” sin saberlo. Su compromiso era defenderme de todo chisme que me perjudicara y para ello habría que escribir todo un libro hecho por esas mujeres de mi tiempo que tanto me cuidaron. Eso de ser niño bonito, desde chiquito (en mi caso), fue el cuidarme para toda la vida con mis féminas, las del barrio. Haciendo una comparación con el cine de México entre los galanes soy un Emilio Tuero sin cantar, un Mauricio Garcés, o un Andrés García buzo, pero en el fondo siento que en mi nicho, en mi sector, en mi club de fans del barrio, soy parecido al amor con que prefieren al cantante que arrasa en todo el continente americano con las mujeres, Luis Miguel, ese mero maromero soy.

La mujer para mi es sagrada, empezando por la que me trajo al mundo; mi madre, la jefa, luego doña Juana de Arco, Maria Curie, Virginia Woolf, Frida Kahlo, la madre Teresa de Calcuta, la Reina Isabel II,  Mata Hari (mis niñas Melody Ibarra y Rebeca de los Olmos, son como ella), y por supuesto la Virgen de Guadalupe Emperatriz de América.    

Mas en el mar femenino hay de todo, son un jardín floral inacabable en la belleza de todo tipo. Algo que descubrí con la “Gata” y la “Roja” es que son impredecibles, la filosofía intuitiva de una mujer cuando ama, es el sentimiento más puro que pueda existir, pero el más peligroso a la vez; no es lo mismo amar a su hombre que a su hijo, pero aún amar a un desconocido con el cual no tienen ningún lazo, simplemente por idealizarlo como a un artista de cine, eso es un amor inimaginable. En fin la mujer es un laberinto imposible de descifrar hasta que la humanidad desaparezca sobre la faz de la tierra. 

Hace muchos años escribí una carta a la mujer que dice así:

México, D.F. a 28 de noviembre de 1968.             

A la mujer con respeto y amor…“El Baby”

Esta carta está amarrada a un globo para que suba al cielo y la lleve a dios y así pueda encontrar a la mujer de mi vida.

No puedo entender nada de la mujer, más lo importante es sentirlas y saber que cada una de ellas es diferente, pero en su mayoría casi todas, tienen la capacidad de dar vida. Son pequeñas, medianas,  grandes y la ternura vive en sus manos acariciando, dando calor y estremecimientos de vida, no puedo comprender mi vida sin la mujer. Cuando nací no tenía idea de mi belleza, las mujeres me la fueron descubriendo comparándome, me educaron con sus chiqueos, palabras bonitas (comadre préstame al “Baby” para niño dios), enseñándome todas ellas a no tenerles miedo a sus cuerpos; manos brazos, risas, tonos de voz. Hoy a mis trece años descubrí lo que es la primera vez, fue algo único, algo que no tengo palabras para describir, es la vida. Señor todo poderoso ya puedo morir el día que sea, soy el “calambrín” más feliz de la tierra. Este paso nunca lo olvidaré, por mis venas corre sangre enamorada por la mujer, nunca podré entender mi vida sin la mujer.
En esta carta te pido Dios, me des la fuerza para encontrar a la mujer con la cual compartiré la vida.   
“EL Baby”

La vida da muchas vueltas y con los años descubrí miradas de todo tipo, un lenguaje muy femenino pero directo para el macho acalambrador, con los años aparecieron esas habilidades, y mi vida simplemente cambio al verlas como una necesidad de vida, desde  tocarlas como niño, luego como el adolescente que fui y por último como hombre, es un destino que tan solo dios sabe.

Doña Lala tiene los ojos de color verde, no he podido investigar si es abuela de la “Gata” o de la “Roja” eso me daría la pauta para saber porque me han cuidado tanto ellas. Descubrí con la bruja del barrio que estos dos bomboncitos han deshecho todos los chismes de mi persona, simplemente por ser yo el “Baby Bocado” que habrá detrás de todo; alguna de ellas será mi hija o las dos, no puede ser señor o Guadalupana ayúdenme a salir de esta duda que me mata. Por supuesto esto está en el silencio más íntimo del BB.
“Todo pasa y va quedando en el olvido”    


     





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