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jueves, 30 de noviembre de 2023

PADRE GERARDO TORRES ÁRCIGA.

Gerardo Torres Árciga “El Padre Gera”
Entrevista a: Gerardo Torres Árciga.
Por: Poesía Pátzcuaro.
Para: Don Fidel Torres y María Lucrecia Árciga “In Memoriam”. 

Caminar muy de mañana ha sido una de las costumbres más sanas que hemos realizado en cualquier lugar que hayamos atesorado como terruño querido. Un día, al subir por la calle Ahumada rumbo a la Plaza Grande, llegamos a la esquina de la calle la Paz y vimos que bajaba por esa calle un personaje de estatura pequeña; vestía indumentaria eclesiástica y encima de ésta, una gabardina, sombrero y bastón. Al vernos nos saludó tan fraternalmente, como si tuviéramos años de conocernos. Era la primera vez que veíamos a ese sacerdote. Seguidos los días, hacíamos nuestro recorrido por las calles de Pátzcuaro. Después de hora y media de caminata llegamos a “La Estación”, donde el estridente sonido del ferrocarril envolvía todo a su paso.  Era una mañana fresca y húmeda qué, cuando no estás acostumbrado al maravilloso clima lacustre patzcuarense, es mejor abrigarse, porque la piel y los pulmones pueden resentirlo. Fue en “La Menudería Licha” donde tuvimos la primera referencia del Padre Gerardo Torres Árciga,  sin imaginar que se trataba de la misma persona que días antes nos había saludado tan afectuosamente.
Encontramos lugar en la mesa a los pies de la virgen de Guadalupe, donde tres personas no tuvieron el mayor problema por compartir la mesa con nosotros. Mientras los meseros nos atendían llegó una señora vestida de negro, sus ojos denotaban cansancio y desvelo.  Al verla uno de los comensales le preguntó:
-¿Quién va decir la misa de mi tío? Ella,  haciendo un esfuerzo en abrir los ojos más de lo normal, respondió: “El Padre Gera”. El joven que degustaba con singular alegría aquel menudo que seguía humeando en su plato, comenzó a reírse y añadió: “Ahora sí tío, en paz descanses, pero vas a saber lo que es bueno, con el Padre Gera". 
Gerardo Torres Árciga nació el 15 de septiembre de 1957 en Tacámbaro Michoacán, en parto gemelar con su hermano Germán (q.e.p.d.). Sus padres fueron Fidel Torres Pérez y María Lucrecia Árciga Pío; él nativo de Morelia y ella de Tacámbaro, ambos se conocieron cuando eran estudiantes. Don Fidel Torres Pérez fue un hombre muy culto y trabajador. Su inteligencia y preparación lo llevó hasta Televicentro donde realizó un examen para trabajar ahí. También desarrollo su trabajó en el periódico Excélsior, y en el Novedades. Don Fidel fue conocido como “El periodista de Pátzcuaro”. Trabajó el periodismo, la información, la locución y ayudando a muchos niños y jóvenes en la educación y por supuesto a su familia, sobre todo con su hijo Gerardo. 
Los estudios de Gerardo fueron los siguientes: cursó el kínder en el Federico Froebel de Tacámbaro, la primaria en la Vasco de Quiroga, ahora el Jesuita. En cuarto año de primaria sus calificaciones no eran buenas y tuvo que cursar el cuarto año en la escuela primaria Benito Juárez hasta sexto. Después cursó la secundaria en la Lázaro Cárdenas y la preparatoria en la Felipe Carrillo Puerto. Recuerda el padre Gerardo que eran tres salones los que había en la prepa, muchos adultos y pocos jóvenes, dos baños y la dirección. El Padre Gerardo nos comparte que en casa, hubo teléfono desde que él era muy joven, por el oficio de su señor padre. Aparte de ser maestro rural, periodista y locutor, don Fidel, también trabajó en la biblioteca infantil donde Gerardo pasaba gran tiempo leyendo, acrecentando su acervo cultural y familiarizándose con muchos nombres de poblaciones, lugares y ciudades en Europa. Él, constantemente se preguntaba cómo sería esa parte del mundo, sin sospechar que más tarde los conocería, recorrería y manejaría gracias al sacerdocio. 

Don Fidel, jefe de la familia Árciga Torres trabajaba todo el día, salía de casa a las siete de la mañana y regresaba hasta las nueve de la noche. Gerardo, de los quince a los dieciocho años fue el brazo derecho de don Fidel en la cuestión periodística; estaba al teléfono reportando al Excélsior y al Novedades las noticias que acontecían en Michoacán, Morelia, Uruapan, en Janitzio, sobre todo, del día de muertos, hoy conocido como noche de ánimas.

-¿De los quince a los dieciocho años que trabajó con su señor padre, no percibía usted que Dios le estaba haciendo un llamado?
-Yo estaba en el movimiento de vida cristiana en Tacámbaro de los diecisiete a los dieciocho, y aquí en el templo que se llama Santuario era cantor y mi hermano era acólito, y mi mamá era cursillista. Mi mamá con un grupo de cursillos tenía un apostolado en el templo de la Compañía, iban las señoras grandes a dar catecismo y yo les leía la biblia. Los cursillistas son hombres y mujeres que hacen experiencias de un retiro de cuatro días. Mi mamá me llamaba a sus reuniones que hacían cada ocho días para leerles la biblia, era un ambiente muy religioso y muy pagano el que yo vivía, porque mi papá cero iglesia, no era religioso.

-¿Entonces cuál fue la reacción de don Fidel cuando usted le dijo que se iba al seminario?
-Fue una guerra. Mi papá llegó a la casa el domingo a las ocho de la noche de Morelia de ver a su mamá y entramos en una plática que duró hasta altas horas de la madrugada. El último debate fue: “Papá tu eres el encargado de la orientación vocacional en la secundaria ¿Por qué no me apoyas?" Y pum, “te vas” me dijo, pero estuvimos en choque.

-¿Su papá tenía otra creencia, quería otra cosa para usted o era pensador independiente?
-Sí, pensador independiente, respetaba todo, respetaba a mi mamá, llegó a acompañarnos a misa, a todos nosotros nos bautizaron. “Mi papá dejó la radiodifusora y el periodismo cuando decido entrar al seminario, porque era yo su brazo derecho”. Fue una etapa muy bonita para mí trabajar y estar con él, sobre todo porque despertó en mí la cuestión social e intelectual. Conocer el mundo, ¡Tel Aviv, Lisboa, Madrid! Yo estaba haciendo la noticia cuando cursaba la secundaria y la prepa. ¡Londres! Y yo me preguntaba ¿Cómo serán esos lugares?. Que después recorrí.

-¿Nos puede platicar como fue su vida ya en el seminario, su experiencia, su parte deportiva, la vida del teatro, hasta oficiar su primera misa?
-Bueno, la cuestión del seminario más que nada es que vengo de grupos apostólicos con movimientos de jornada de vida cristiana, la vida religiosa de mi abuela y de mi tía Ana María que fue quien me llevó al movimiento de jornada de vida cristiana y en un ambiente pues cien por ciento religioso en Pátzcuaro. Que había fiestas religiosas como ahora y yo siempre estaba por allá, que en las mañanitas de la Virgen y en Tacámbaro, no se diga. Vengo de ese ambiente religioso, ir a misa con mi mamá, con mi abuela era ir al Santísimo, oía hablar de muchas cosas, me tocó ver la construcción de Fátima en Tacámbaro, tenía yo siete, ocho y nueve años. Después cuando tenía cuarenta años y estar celebrando en Fátima Portugal, en Roma y en todos los lugares santos, es una experiencia muy hermosa en el aspecto moral, religioso, sentimental porque en el aspecto intelectual ya conocía esos lugares, y religiosamente fue muy bonito. Llegar al seminario para mí no fue nada extraordinario, más que estar internado.

-Debe ser muy duro para las almas libres estar internadas ¿Eso le pegó?
-Sí, me pegó mucho porque yo era cien por ciento callejero.

-¿Estuvo en Morelia?
-Sí en Morelia, en Vista Bella, en Atzimba.

-¿Cuánta población había en su generación y quienes eran sus mejores amigos?
-Bueno había secundaria, preparatoria, filosofía y teología. Yo tenía dieciocho años y mis maestros eran de veintiséis a treinta años y yo era un adulto de ciudad, tenía buena relación y convivíamos.

-Sin temor a equivocarnos usted es un adulto, un alma vieja desde niño.
-Sí, sí y conocía la música desde niño, Mozart, Chaikovsky y sabían eso de mí y a la hora de la comida los padres me pedían que pusiera música. En la cuestión de conocimientos de enfermería sabía inyectar en la vena y en la pompa, duré ocho años en la enfermería del seminario. Era un muchacho muy desenvuelto, ágil y colaboraba y mi papá tenía muy buena relación con los maestros.

-¿Recuerda a algún maestro?
-El Arzobispo de Tijuana fue mi maestro, el arzobispo de Acapulco fue mi maestro, el arzobispo de Chiapas fue mi maestro, el obispo de Irapuato fue mi amigo, el obispo de Celaya fue mi amigo. Tuve muchos amigos. En ese tiempo había problemas en Centro América, tuve compañeros del Salvador, en ese momento los muchachos de Mexicali eran traídos a un buen seminario, el de Morelia.

-¿Padre entonces tiene 47 o 48 años de ser sacerdote?
-Cuarenta y ocho años de vida consagrada y, treinta y ocho de sacerdote.

-¿Dónde fue la primera misa que ofició ya como sacerdote?
- Me ordené el domingo 20 de octubre de 1985, el presbiterado, pero clérigo el 30 de junio de 1985. Mi vida consagrada fue el 30 de junio con el diaconado. El 20 de octubre cuando terminó la ordenación, celebré la misa e hice un fiestononón.

-¿Y en donde fue la fiesta?
-Como yo no era del rancho, era citadino –risas-, y no tenía dinero para tanta fiesta, me fui a comer  a un restaurante con mis papás, con mis hermanos, con mis sobrinos, con mis abuelos en Morelia, me eché un tequilita y me vine para Pátzcuaro. Acá me estaban esperando un reducido número de personas, eran cuarenta, y celebré la misa en la Casa de la Cristiandad. Cené con ellos y mi canta misa fue a los ocho días, cuando ya se invita al pueblo. Vino gente de la Piedad, de muchos lugares. Estaban mis padrinos de bautismo, de la primera comunión, de confirmación, y mis abuelos. Mi primer apostolado fue en la Piedad Michoacán, ya como diacono y sacerdote. 

-¿Cuál ha sido la labor como sacerdote desde 1985 a la fecha que más le haya gustado?
-Por ejemplo me ha llenado de satisfacción ser “Aleluyo”, así nos decimos los que somos del movimiento de jornadas de vida cristiana, a nivel nacional, es un mote. Esa es mi mayor satisfacción haber sido jornadista. Haber trabajado con los padres cuando llegó a la diócesis “la Pascua juvenil", con un padre que se llama Jesús Navarrete. Fui Coordinador Diocesano de la Pascua. Lo segundo, haber llevado a mi parroquia jornadas. 

-¿Sigue activo el movimiento de jornadas de vida cristiana?
-Sí sigue vivo y activo.

-¿Quién fue el fundador?
-No sé. A nivel diocesano fue el Padre Salvador Aguilar en la diócesis de Tacámbaro, de Tacámbaro lo trajimos a Pátzcuaro. A nivel nacional el movimiento está presente. Me platica un compadre que fueron a Aguascalientes hace un mes y que hubo un desfile como el del 30 de septiembre en Morelia y que iba el movimiento de jornadas de vida cristiana diciendo: “¡Somos aleluyos, somos de jornadas!”. Entonces es un movimiento nacional.

-¿Satisfacciones que nos pueda compartir?
- Satisfacciones, yo creo son muchas, como el haber celebrado en los lugares santos. El haber celebrado en Roma, con dos mil sacerdotes.

-Cambiando el tema Padre y siendo usted un personaje michoacano ¿Qué música le gusta?
- La Pirekua, la conozco, no a la perfección pero la conozco. 

-¿Algún grupo de Pirekua que le guste?
- Los de Janitzio, no me acuerdo el nombre. Por ahí tengo unos discos unos Lp, que mi papá tenía precisamente. Desde joven me ha gustado la música ranchera.

-¿Algún interprete favorito de ese género?
-De niño me gustaba mucho Lola Beltrán, José Alfredo Jiménez. Cuando tenía dieciséis años me sentía Vicente Fernández, me fascinaba. Y ya como joven adulto la trova. Había una niña de Pátzcuaro que se llamaba Isabel Soto la Marina, me gustaba mucho, su papá era cantante y se llamaba “El Chicote”.

-¿Qué comida le gusta?
-Mexicana, y española.

-¿Después de la Biblia, tiene algún libro favorito?
-" Médico de Cuerpos y almas" y pues todos, porque la primaria y secundaria me la pasé en la biblioteca infantil, sin soberbia, me la pasé leyendo por voluntad propia, mi papá era mi maestro.

-¿Del cine mexicano tiene algún actor o actriz favorito?
-Ninguno. Que digas Pedro Infante, sí veo las películas pero no han sido de mi encanto, pero si conocí de cine.

-¿De teatro?
-Todo, nos la pasábamos en el teatro con mi mamá, con mi sobrina. Una vez en México iba con mi mamá y sobrina, y le dije a mi mamá ¿Te gustó mamá? Me dijo: “No, no me vuelvas a traer aquí es muy grosera”, se llama Francis mamá –risas.  

“A mí me llevó a México al teatro, a mi abuelita más. Se levantaban en pijama y se iban a México, les hablábamos  por teléfono ¿Dónde están? –En México. -Nos comparte su sobrina Erika.

¿Cuál es su color favorito?
-El amarillo, desde niño, no sé por qué. Me encanta.

¿Le gustan las flores?
-Me encantan. Siempre hay flores aquí, todas me gustan. De niño viví en Tacámbaro y me gustaban mucho las Azáleas, los girasoles me impresionaron mucho porque los veía en el campo y son hermosos.

-¿Cuál fruta es su favorita?
-La piña, amarilla también, pero ya no puedo comerla.

-¿Café o té?
-El café, pero ya no puedo, el tequila, tampoco puedo.

-¿Fumó, padre?
- Desde los ocho años aprendí. Los cigarros de mi abuela eran Alas y Raleigh. Y después los Benson mentolados, son unos cigarrotes, por ahí tengo una cajetilla guardada, ya tiene muchos años. Pero hace mucho lo dejé.

-Hace algunos años lo vimos pasear con sus mascotas de raza pastor inglés ¿Cómo adquirió ese gusto?
-Desde niño tuve perros, “el Nixon”. Pero era yo el único, porque en casa a nadie le gustaban, mi papá y mi mamá siempre me soportaron con la mascota. Cuando me fui al seminario, el perro se salió de la casa, fue a buscarme. Después de siete, u ocho meses el perro regresó a la casa.  Tuve varios; a "Nixon, Thatcher, Gandhi," puros personajes importantes. El gato se llamaba Balladares. A un cocker  le puse milenio porque lo adquirí en el dos mil, ese me lo regalaron. También tuve Cenzontles, jilgueros, canarios y nada más.

-¿Cómo llega al teatro y a la pantomima?
-Cuando era niño y estaba en la biblioteca infantil, había un patronato de extranjeros entre ellos unos argentinos que nos enseñaron teatro guiñol. Había una maestra, la señora Vanart  para las clases de inglés. Fue cuando se hizo el segundo edificio de la biblioteca. La Casa de los once patios  era una casa de la cultura en Pátzcuaro. Los viernes había rondallas, había clases de pintura al óleo, de dibujo, de teatro, de poesía, de pantomima. Había un mexicano casado con una francesa, era un mimo que vino a la casa de los once patios a invitar a los niños de Pátzcuaro a que fueran a aprender pantomima y fueron muchos niños. En uno de los patios estaba la academia y ahí fue donde aprendí pantomima.

-¿Recuerda el nombre del maestro de pantomima?
-Wilfrido. Él y su esposa eran mimos. Algún día ya siendo sacerdote me los encontré. Éramos ocho niños los que estábamos en la pantomima. Y me llevé la pantomima, el teatro y el guiñol a mi apostolado; en humanidades y en filosofía. En la teología renuncié a la poesía, al teatro y a la pantomima porque ya venía otra etapa de mi vida. Pero fue un recuerdo muy bonito en mi vida. 

-¿Tuvo compañeros en el seminarios que se hayan inclinado por este arte?
-Sí como no,  sobre todo los compañeros de Mexicali, los de San Miguel de Allende  y de Guanajuato que eran de lugares más culturales aceptaron estar conmigo en la pantomima. Tuve mi academia y en la cuestión guiñol me llevaba a mi hermano gemelo y en la catequesis me llevaba a mi familia.

-¿Nos puede compartir esa anécdota de la conducción por Europa?
-Hicimos un recorrido de Belfort, Francia pasamos a Vigo España, de España a Lisboa de Lisboa a Madrid. Recorrimos otra vez Francia, Alemania, Austria, y República Checa. Era un carrito chico, cuadradito, íbamos dos compañeros y yo. Ellos me dijeron: tú manejas Gerardo. Pero ya después nos fuimos turnando.

-¿Cuántas multas le pusieron Padre?
-Ninguna. Recuerdo cuando íbamos entrando a Alemania, eran unos letreros enormes, enormes.  Traíamos unos mapas enormes que desdoblamos como sabanas, porque no había GPS como ahora. Con mis sobrinas mi intención era manejar, pero me dio miedo, ya no conduje, porque éramos un adulto y dos jovencitas de catorce y quince años, así que nos fuimos en tren y en las ciudades caminábamos como en Roma, Madrid y Venecia.

-¿En qué le ha gustado viajar más: en avión,  coche, tren o barco?
-En tren porque vas observando todo y ahí te dan de comer. Claro el tren en Europa.

-¿Le tocó usar el tren aquí en Pátzcuaro?
-Sí, cuando trabajé con mi papá en la radiodifusora, me iba en tren a Uruapan para las noticias, iba a hacer contratos con las tiendas para los spots que pasábamos en Pátzcuaro.

-¿Cuál fue la radiodifusora que escuchó desde niño?
- Ah pues la de México, la XEW para escuchar “Chuco el roto” en Tacámbaro, con mi abuela. En ese entonces aquí estaba la XEXL La princesa del lago. El noticiero lo tenía mi papá todos los días a las cuatro de la tarde. Daba noticias del Excélsior, del Novedades y La Voz de Michoacán.

-¿Ahora cual noticiero ve en televisión?
-Me divierte mucho el canal español tve el canal 44. Me duermo escuchando noticias, me despierto escuchando noticias y vivo oyendo noticias. Vengo de un mundo de periodismo.

-¿El mejor locutor para usted, después de su papá?
-Jacobo Zabludovsky me encantaba y Paco Malgesto.
 
-¿Y de las mujeres en la locución quien le gustaba?
-Lolita Ayala.

-¿Y de los deportes?
-Ninguno, pero en el seminario tuve que jugar volibol porque era obligatorio, pero no me gustó nunca el deporte. A mi hermana la llevé a Roma; ¡Ay que bonito! La llevé a Venecia ¡Ay qué bonito! La llevé a Madrid ¡Ay qué bonito! Pero donde la vi feliz fue en el Santiago Bernabeu, fue la más grande victoria de llevarla a Europa a ella, haber llegado al Bernabeu a ver y oír el ambiente futbolero.  

-Tal vez esta pregunta le parezca absurda ¿Tiene alguna oración o rezo favorito?
-Yo creo que todos, siempre y cuando sea en grupos porque aprendí a hacerlo en los grupos, en equipos, en jornadas.

-¿En la unión está la fuerza Padre?
-Sí claro. Desde niño iba todos los días al Santísimo, en Tacámbaro, acompañaba a mi abuela. Ella se levantaba todos los días a la cinco de la mañana y yo iba con ella. Íbamos al mercado y yo iba por la piña, porque me gustaba mucho la piña.

-¿Qué significa para usted el sombrero?
-Algo que me gustó desde niño, porque mi abuelo paterno quien también fue maestro, usaba sombrero y bastón, y yo lo veía bien guapo y estaba muy feo –risas.

-¿Qué significa para usted el bastón?
-Mi cadera se dañó en el año dos mil en las peregrinaciones a México, tuve una necrosis avascular de cabeza femoral y desde entonces uso bastón, me pareció algo bonito.

-¿Qué significan para usted los lentes?
-Pues desde niño hubo necesidad. En la familia todos, todos tenemos problemas, el setenta por ciento de la familia, entonces es parte de mi vida.

-¿Qué significa para usted el cristo que porta en su pecho?
-Este cristo me lo regaló el señor arzobispo cuando cumplí veinticinco años de sacerdote, por eso lo conservo. Tengo unos que traje de tierra santa y siempre he traído Cristos, independientemente de ser sacerdote, desde que tenía diecisiete años traía yo mi cruz de madera del movimiento de jornadas de vidas cristianas. Tengo muchos sombreros y muchos bastones que me han regalado.  

-¿Qué significa para usted la sotana?
-Es un traje clerical para mí. Desde que tenía diecinueve años cuando recibí mi primera sotana y me gustó mucho. Cuando recibí la sotana le dije a mi papá: “Papá voy a usar sotana”. ¿Y qué? Me contestó él.  Pues que voy a entrar al mayor, voy a entrar a Filosofía y necesito una. Había sotanas de tres precios; treinta, cuarenta y noventa pesos y mi papá me dio noventa pesos y me compré la de lana, tiene su nombre es  “grano de pólvora” y ahí la tengo, las mismas medidas.

Gerardo fue un niño sensible y muy dinámico, muy alegre, muy decidido, muy apegado a su mamá, muy sociable, muy inquieto en el trabajo, cero deporte, nunca le gustó, prefería siempre los libros. Le gustaba bailar y cantar. En la secundaria tuvo una bicicleta para las noticias, para los periódicos. 

Las letras, la información, la palabra y transmitirla siempre lo acompañaron, desde niño. Escribía las noticias regionales, nacionales e internacionales con su señor padre don Fidel. De alguna forma la palabra ya estaba con él, la llevaba como hasta ahora lo sigue haciendo para quien lo necesite. El Padre Gerardo ha compartido la riqueza de un niño, de un adolescente, de un joven, de un sacerdote. Tuvo tropiezos y errores como todo ser humano. Gerardo ya como Sacerdote pensaba y sentía que tal vez no tendría mucho apego a la comunidad patzcuarense, se dio cuenta de que sí. 
Siempre se sintió muy orgulloso de su padre don Fidel, a la fecha se sigue encontrando personas mayores que él y le dicen que su papá fue su maestro, cosa que lo enorgullece.

Gerardo siempre fue como el travieso, el innovador, el revolucionario, el desobediente, el rebelde, el líder de la familia y siempre tuvo autoridad con todos ellos. Manejó bicicleta, coche y montó a caballo.
El Padre Gerardo ha sido un apoyo muy grande para su familia, para muchos feligreses que lo buscan y para muchos enfermos que visita, ha sido un remanso de paz, también ese remanso de paz se siente y respira en su hogar.
  
Poesía Pátzcuaro ha sido testigo del cariño que la comunidad le tiene al Padre Gerardo o “al Padre Gera”. Cuando recorre las calles de Pátzcuaro rumbo a la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, las personas lo abordan y le piden la bendición. El saluda y bendice a las personas como cuando lo encontramos allá por la calle de la Paz y Ahumada; un sacerdote de mediana estatura pero con una potencia y energía en la voz para transmitir el cariño y el amor en la palabra.
Poesía Pátzcuaro agradece infinitamente el tiempo y las vivencias que nos compartió con mucho cariño "el Padre Gera o Gerardo". Deseamos siga lleno de salud, y de esa gran alegría que lo caracteriza.

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