Páginas

lunes, 15 de mayo de 2017

FERNANDO EMILIO SAAVEDRA PALMA ENCUENTRO CON ESCRITORES IV JUAN JOSÉ ARREOLA. Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma. Para: Juan José Arreola.

Ilustración por: Fernando Emilio Saavedra Palma.
FERNANDO EMILIO SAAVEDRA PALMA
ENCUENTRO CON ESCRITORES IV
JUAN JOSÉ ARREOLA.
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Para: Juan José Arreola.

…corría el año de 1975 y se jugaba el torneo de ajedrez en la Academia de San Carlos México y entre los participantes estaba el maestro Juan José Arreola.
Mucha promoción del ajedrez por esos años. Nos encontramos en las listas de pareos  y le pregunté con quién le tocaba jugar (no fui yo).
Casualmente fue un amigo mío y le di ánimo al maestro.
Al finalizar la ronda nos volvimos a encontrar  y le pregunté al maestro Arreola como le había ido, “él perdió la partida” así es el mundo de los torneos.
En los años 80´s, lo encontré en la Universidad Nacional Autónoma de México y le recordé ese torneo en la Academia de San Carlos el maestro sonrió y me dijo: “no me fue bien”.
Pasaron muchos años y lo encontré en un evento cultural en  Casa Lam platicamos a gusto y, le entregué mi poemario de “Combinaciones” con el tema de ajedrez por supuesto. Se lo dediqué sonrió y me dijo: “un hermoso jaque poético”…    

Juan José Arreola-Arreola Juan José con las letras y el ajedrez.

Zapotlán el Grande hoy Ciudad Guzmán Jalisco México incuba a Juan José
ahí aprende a jugar ajedrez y la literatura corre por su sangre enamorante
sus días pasan entre inquietudes juveniles tradicionales por su presente
flotando hacia la cultura de un México creciente con su ajedrez andante
la vida no miente lo que siembras crece y Arreola fue un vivísimo Quijote
con su ajedrez bajo el brazo y la letra en la mano dando un Jaque Mate.

“Confabulario” es un fianchetto bien jugado
“Bestiario” es un enroque ilimitado
“La Feria” es un tablero delicado.

Juan José Arreola siempre amo al juego milenario
movió sus piezas en su tiempo en Casa de Lago
jugo blitz y lo llamo ping-pong en su México culto
la poesía en voz alta la difundió y la disfruto  
Juan José se fue y nos dejó su ajedrez literario
Arreola él ajedrecista su vida en un torneo
siendo  el escritor que más apoyo al juego.
 
…jaque al hombre culto…
…jaque al parlante en francés…
…jaque al actor viviente…
…jaque al literato…
…jaque al orador…
…jaque al hombre de la radio…
…jaque al hombre de la televisión…
…jaque al ajedrecista…
…jaque-jaque-jaque…

En fin Juan José Arreola un jugador de ajedrez más en la vida
y muchos vamos con él en las letras
y el juego de ajedrez una y otra vez.



 Juan José Arreola Zúñiga 
 (Zapotlán el Grande —hoy Ciudad Guzmán—, Jalisco, 21 de septiembre de 1918 - Guadalajara, Jalisco, 3 de diciembre de 2001) fue un escritor, académico, traductor y editor mexicano. De formación autodidacta (nunca terminó la primaria) desempeñó los más diversos oficios a lo largo de su vida. Arreola pertenece a la generación del 50, que incluye a autores como Emilio Carballido, Rosario Castellanos, Sergio Magaña, Ernesto Cardenal, Jaime Sabines, Juan Rulfo, Rubén Bonifaz Nuño.1 Gracias a obras como Confabulario (1952) Bestiario (1959) y La Feria (1963) se le considera como uno de los impulsores más importantes del cuento fantástico contemporáneo en México así como uno de los máximos exponentes de la minificción latinoamericana, junto con Julio Torri y Augusto Monterroso.


Hijo de Felipe Arreola y Victoria Zúñiga, Juan José Arreola fue el cuarto hijo de un total de catorce hermanos. Asiste desde los tres años al Colegio de San Francisco, escuela de monjas francesas, en donde comienza a tomar gusto por la literatura y por el conocimiento en general.  Su infancia transcurre durante la Revolución Cristera. Trabajaba como encuadernador con José María Silva, un pariente lejano, y posteriormente en la imprenta del Chepo Gutiérrez. Estos serán sus primeros acercamientos al “mundo editorial, las imprentas y el encuadernado fino”. Cumplidos los 15 años, el joven Arreola ya ha leído a autores como Baudelaire, Dante, Whitman, Ludwig, Papini y Schwob.
A sus 18 años viaja a la ciudad de México para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes, en donde toma clases con Fernando Wagner. Para costearse las clases, Arreola se desempeña en diversos oficios, entre ellos el de actor de radionovelas de la XEQ.
Hacia 1939, trabaja como actor con Xavier Villaurrutia. En el mismo año deja la Escuela Teatral de Bellas Artes y comienza a trabajar con Rodolfo Usigli en la compañía Teatro de Medianoche. Tras una fallida gira en Celaya, decide regresar a Zapotlán, el 8 de agosto de 1940, donde publica su cuento “Sueño de navidad” en la revista El vigía. En este cuento el mismo Arreola encuentra influencias del cuentista ruso Leonidas Andreyev.
En 1941, tras un par de viajes a la ciudad de México, sufre una congestión alimenticia y una infección intestinal, lo cual le acarreará una severa crisis de nervios que sufrirá eventualmente durante el resto de su vida. Ya en Zapotlán, forma parte de una compañía teatral, imparte clases en una secundaria y continúa escribiendo. Es por estos años que escribe “Hizo el bien mientras vivió” (1943), el primero de sus escritos reconocidos.
Viaja a Guadalajara, donde, en 1943 y por recomendación de su primo Enrique, se entrevista con Jorge Dipp, director del periódico El Occidental, en donde colabora escribiendo artículos y como jefe de circulación hasta 1945. Las páginas de El Occidental son un margen de la relación del autor con la literatura francesa.
En 1944, Louis Jouvet llega a Jalisco invitado por una colonia francesa. Juan José Arreola, declarado admirador del actor, se entrevista con él, quien le ofrece una beca del Instituto Francés de la América Latina, gracias a la cual, una vez terminada la guerra, el mexicano pudo asistir a diversos espectáculos teatrales en París. Tras una fuerte depresión, la cual, junto con el severo clima de Francia, le trajo mayores malestares en su úlcera, Arreola decide regresar a la Ciudad de México.
En 1946, ya instalado en México, trabaja como traductor, redactor y corrector en el departamento técnico del Fondo de Cultura Económica por recomendación de Antonio Alatorre. Traduce La isla de Pascua (1950) de Alfred Mátraux, El cine: su historia y su técnica (1950) de George Sadoul, El arte teatral (1951) de Gastón Baty y de Chavance, El arte religioso del siglo XII al siglo XVIII (1952) de Émile Male.
Ahí conoce a Daniel Cosío Villegas, quien publicó Varia Invención (1949), primer libro de Juan José Arreola editado bajo la colección Tezontle, cuya portada diseñó Juan Soriano. En un concurso para nombrar una colección de la editorial, Arreola resulta ganador tras proponer el nombre de Breviarios.
Simultáneamente trabaja en El Colegio de México, donde permanecerá tras ser despedido del Fondo de Cultura Económica. En este periodo escribe Confabulario publicado posteriormente en 1952 por la editorial Joaquín Mortiz.
En 1956, Arreola recibe la propuesta de dirigir una compañía teatral que sería patrocinada por Difusión Cultural de la UNAM. Arreola la llama Poesía en voz alta y representan obras de García Lorca, Ionesco, Paz, entre otros. Juan Antonio Rosado describe los objetivos de Poesía en voz alta de esta manera: "Tradición y vanguardia se fusionaron en Poesía en voz alta, cuya intención más importante fue volver a los orígenes del teatro a la palabra hablada, sin hacer a un lado el goce estético pero apartando ciertos rasgos antisolemnes que romperían con el convencionalismo imperante en el teatro nacional".
Nabor Carrillo, rector de la UNAM, invita a Arreola a hacerse cargo de La Casa del Lago, la cual se inaugura el 15 de septiembre de 1959, y se convertirá en un importante centro cultural de la siguiente década donde se realizarán lecturas de poesía, audiciones de música y de grupos corales y funciones de cine de arte que contribuyeron a la educación del público interesado, en su mayoría universitario.
Tras el cambio de rector, Arreola es destituido de la dirección de La Casa del Lago. Ante esto, se dedica a impartir clases en la escuela de Teatro del INBA y en el Centro Mexicano de Escritores. Además, es invitado a Casa de las Américas, en Cuba.
Víctima de una hidrocefalia que lo aquejó durante sus últimos años, muere a los 83 años en su casa en Jalisco; le sobrevivieron su viuda, tres hijos y seis nietos.








No hay comentarios:

Publicar un comentario