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martes, 2 de enero de 2018

“MARÍA TU MARÍA LA MICHOACANA Y BABY BOCADO” NOVELA POLÍTICO POLICÍACA. XI “El Baby” y “Fito” Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Ilustración por: Fernando Emilio Saavedra Palma.
 “MARÍA TU MARÍA LA MICHOACANA "BABY BOCADO” Y "FITO PÉREZ"
NOVELA POLÍTICO POLICIÁCA.
XI “El Baby” y “Fito”
Autor: Fernando Emilio Saavedra Palma.

Soy María nacida en Uruapan Michoacán, enamorada de la diversidad enorme que existe en la Ciudad de los Palacios; México, así es conocida esta enorme metrópoli. Ahí tuve la suerte o la tragedia de conocer al comandante BB mejor conocido como “Baby Bocado”.
El me introdujo al mundo de la política; sensor único de todos los países del planeta, este medio es encantador como duro para sus integrantes tanto políticos de altos vuelos como los de menor nivel. Todo es un mundo de intrigas y si uno no sabe jugarlas siempre perderá y, lo conocí demasiado ingenua, pero no hay mal que por bien no venga.
Existe el mundo de la policía y la política que fui descubriendo con el BB el es un comandante atípico; es chaparro, su altura es de 1.65 metros pero totalmente encantador, demasiado hermoso y con pasión del trópico, sin embargo su sangre es fría para tomar decisiones. En muchas ocasiones me espantó por lo atrevido que era, me dejó el estomago vacio y poco faltó para darme un paro cardiaco. El me presentó a un mundo de personas de todos los medios y poco a poco a los de la política. A partir de esos círculos de amigos decidí quedarme en el sector de los políticos, ya que en este medio no se corre ningún peligro, lleva uno una vida más tranquila, no como el mundo del espectáculo a donde deseaba llegar a trabajar.
Recuerdo hace algunos años antes de dejar Uruapan para irme a la capital, pasé una aventura con un policía federal militar llamado “Fito Pérez” decían sus amigos que era “el terror de las mujeres”. Los policías en México son muy diferentes, son difíciles, tienen muchas aventuras, comisiones y están muy peleados por sus mujeres; muchos de ellos son salvadores de damas de distintos medios. Ellas pueden saldar su ayuda con dinero, otras prefieren tener sexo a cambio del favor. Los comandantes no son tan malos como los pintan, pero no todos son garbanzo de a libra; pero “Fito Pérez” fue mi amigo, desde que nos conocimos no importándole mi escultural cuerpo (digamos que era una Fanny Cano de mi tiempo), demasiado voluptuosa por mis senos, garantía para la mirada de los hombres. Fito era un hombre abierto, medía 1.80 metros de altura, moreno claro, con manos grandes poéticas, un rostro viril, mirada juguetona, pero cuando algo pasaba sus ojos se convertían como la mirada del buitre de la montaña. Fue tan amable conmigo que me dio un aventón a la Ciudad de México en su troca negra poderosa. Siempre me cuidó desde que nos conocimos, como si fuera su pequeña, una joya valiosa y siempre en silencio. Jamás me besó y solamente una vez hicimos el amor, sexo o pasión desenfrenada a cambio de nada, simplemente una entrega de amigos, lo recuerdo perfectamente, fue el día que nos despedimos y él se marchó a mi hermoso Uruapan.
  
Recuerdo  exactamente el día que se atravesaron sin darse cuenta, ni darse importancia “Fito Pérez” y “Baby Bocado”, el BB al verme me dijo: buenas tardes señorita -con voz gruesa que no iba con su belleza física.

Yo María, la María mido 1.80, de senos gigantes.

BB: -Señorita, ¿en qué puedo servirle?
M: -Estoy buscando un hotel  gracias.

Se acercó con una seguridad increíble que me dejó encantada y me dije canijo chaparrito, con todo y sus botas me llegaba al nivel de mis pechos, encanto de los machos, ahí estaba a unos centímetros de mí, con sus ojos gigantes azules sin inmutarse.

BB: -Toma mi tarjeta, si no regreso háblame, entro al restaurante y ahorita en unos minutos salgo.
M: -Si gracias.

Fito salió del mismo restaurante a donde entró BB por la misma puerta, esa puerta única de las panaderías de chinos del distrito federal.
“Fito Pérez” me dijo: María mi María, me comuniqué con mi superior y tengo que ver a una persona a unas cuantas calles de aquí, si no nos vemos discúlpame, ya nos encontraremos en esta viña del señor, ¿no te parece alegre María?
Lo abracé fuertemente con todo mi amor, en secreto sentía que algo de mí se iba, pero no se lo dije. Qué difícil es esto de ser mujer romántica y callarse los sentimientos. Estaba perdida viendo como se alejaba por la calle, le miraba su espalda ancha, anchísima y sentía que no lo volvería a ver.   

BB: -¡Hola! ya llegué.
M: -Estoy buscando un buen hotel. Ya tengo uno, me lo consiguió mi amigo de hecho ya está reservado, pero me gustaría conocer otros por el costo, voy a quedarme varios días y  que no me salga tan caro.
BB: -Mucho gusto soy el comandante “Baby Bocado” y tengo lo mejor de lo mejor para ti ¿Qué te parece? Perdón,  ¿Cuál es tu nombre?
M: -Soy María de la Salud y vengo llegando de Uruapan Michoacán.
BB: -Pues bienvenida, te hago una caravana a tu portento de mujer ¿A qué te dedicas?
M: -Canto, bailo, toco la guitarra y espero una oportunidad para entrar a trabajar aquí en el mundo del espectáculo, ¿qué te parece “Baby Bocado”?
BB: -Llegaste con el indicado y estas en mi territorio; aquí soy el mero, mero maromero ¿qué te parece?         
M: -Estoy sorprendida, ¡No puede ser, esto es dios! o acaso ¿eres un ángel?
BB: -No María, soy un simple mortal, creyente de dios y de la Virgen de Guadalupe.

En ese momento llegó un muchachillo en un auto deportivo anaranjado y le dio las llaves a “Baby Bocado”. Con movimientos felinos rápido tomó mi maleta de viaje con rueditas, abrió la cajuela y le dijo al muchacho: “anda sube esas dos maletitas” arrojándole una moneda al aire, y agregó: “si se te cae me debes cien pesos”, el chamaco logró tomar la moneda con un giro de equilibrista y el comandante le dijo: apuntalo a mi cuenta brother, o pasa con el viejo Antonio.
Lentamente se acercó a mí, me abrió la puerta y me dio la mano para subir al auto, cerró la puerta y se subió al volante. Rápidamente abrió la cajuelita de enfrente buscando entre sus casetes y encontrando el que quería; “Caminos de Michoacán” con Amalia Mendoza la Tariacuri, lo puso a todo volumen y arrancó rechinando llantas, se pasó un alto y los policías del crucero lo saludaron con singular alegría.

María tu María
que yo enamoraría
María la María
alma que me mira
María nuestra María
pasionalmente la sentiría
María las Marías
que acariciarías… 

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